Hoy es un gran día para los futboleros en general y para los seguidores del
Atlético de Madrid en particular. Semifinal de la Liga de Campeones. Juegan el
Chelsea y el Atlético de Madrid en Stamford Bridge. Mourinho y Simeone son dos
entrenadores que dirigen a sus equipos casi como si fueran una secta: sólo así
se puede entender la transformación de Willian y Eto´o en dos máquinas de
obedecer órdenes que repugnan a sus naturalezas futbolísticas, y sólo así se
puede entender que ningún jugador atlético se aparte un milímetro del “partido a
partido”. Hay entrenadores que deciden su estrategia a partir de los jugadores
disponibles, y hay entrenadores que imponen su estrategia sin que les importen
los nombres de sus jugadores. Mourinho y Simeone pertenecen a la segunda
categoría. Si Mourinho dirigiera al Barça (uf), Messi y compañía jugarían como
el Chelsea. Si el Cholo Simeone dirigiera al Madrid, Ronaldo y compañía jugarían
como el Atlético de Madrid. ¿Y qué ocurre cuando se enfrentan dos sectas en una
semifinal de la Liga de Campeones? Que el partido termina 0-0.
El partido
Chelsea-Atlético de Madrid será emocionante, pero no será un buen partido porque
es muy difícil ver un buen partido de fútbol cuando juega el Chelsea. La
película “La jungla: un buen día para morir”, quinta entrega de las aventuras de
John McClane, es una película emocionante, pero no es una buena película. Ver
jugar al Chelsea es como ver una película de la saga de “La jungla de cristal”:
nadie se sale del guion, todo sucede como tiene que suceder, están prohibidas
las innovaciones y, al final, el Chelsea gana en Anfield y amarga al Liverpool,
y John McClane gana en Moscú y amarga los planes de los malos. El Chelsea casi
nunca juega bien, pero gana muchos partidos porque sus jugadores siempre están
en el lugar y el momento correctos. John McClane casi nunca vive bien, pero gana
muchos espectadores porque siempre está en el lugar y momento equivocados. ¿Qué
tiene que hacer el Atlético de Madrid para ganar o empatar con goles en Stamford
Bridge? Algo diferente. No se puede ganar a John McClane intentando ser como
John McClane, pero sí se puede meter un gol a John McClane disfrazándose de
Torrente. Si yo fuera Simeone, diría a Diego Costa y compañía que se movieran por
el terreno de juego como se mueve Torrente apatrullando la ciudad. Con música de
El Fary, por supuesto. John McClane 0-Torrente 1.