TVE dejó plantada a la infanta Cristina. Lo vimos todos. Un día
tan importante para ella y la dejó abandonada como si fuera una vulgar presunta
delincuente arrojada a los pies del juez. Si la primera vez que un imputado
acude puro y virginal al juzgado es importante para cualquiera, con más motivo
lo es para una infanta, que por ser quien es vive este acontecimiento con un
plus de intensidad y emoción.
Antes había más respeto. Antes TVE era leal a su nombre y
era eso: española. Y no fue hace tanto. ¿No trató TVE a la infanta como se
merece cuando se casó? ¿No realizó un amplio despliegue, sin escatimar recursos
técnicos y humanos, para que todos los vasallos de su padre (y suyos si por una
desgracia, Dios no lo quiera, seis personas nos dejaran) pudiéramos seguir por
la tele cómo transcurrió el día en el que acudió pura y virginal a la Iglesia a
decir “Sí, quiero”? ¿Por qué ahora se produce este injusto cambio de criterio? ¿Ha caído TVE en manos de
traidores, de profesionales incapaces de hacer un trabajo mínimamente
responsable y digno?
Como en las bodas y otros grandes acontecimientos reales,
TVE debería haber colocado una unidad móvil en cada lugar estratégico de Palma
de Mallorca para mostrar los detalles del camino al juzgado, con los súbditos
aclamando con pancartas a su paso. Dentro del juzgado debería haber varias cámaras
y una buena toma de sonido, que más difícil es trabajar dentro de una catedral,
y por España se hace lo que sea. Esta señal institucional impecable debería
servirse a las demás cadenas para que pudieran comentarlas contando con
especialistas en el plató que analizaran cómo era el vestido, si iba radiante,
y si el débito matrimonial y el “Cásate y sé sumisa” obliga a obedecer al
marido en todo, todo, firma incluida. ¿Y qué hizo anteayer TVE en lugar de
cumplir su deber? Emitir “Una novata en un cuento de hadas”. Una falta de
profesionalidad y, encima, con recochineo.
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