Dicen que “Velvet” (Antena 3) venció a “B&b” (Telecinco), pero hablamos de
vencedores y vencidos porque las cadenas televisivas, en su infinita y estúpida
lógica empresarial, están más pendientes de joder al vecino que de favorecerse a
sí mismas. El emperador y filósofo Marco Aurelio dijo que es propio del hombre
amar a quien le hiere, así que Pablo (Gonzalo de Castro) y Candela (Belén Rueda)
tienen que amar a Ana (Paula Echevarría) y Alberto (Miguel Ángel Silvestre)
aunque les hieran y roben gran parte de la audiencia, del mismo modo que los
futbolistas del Manchester City tienen que amar a los futbolistas del Barça
aunque les hieran en el Etihad Stadium. Los hombres pecan por ignorancia, decía
también Marco Aurelio siguiendo a Sócrates, y, como los programadores son
hombres, su pecado al enfrentar dos series dignas de ser vistas es producto de
su ignorancia. La muerte nos amenaza a todos. Puede que “Velvet” destruya a
“B&b”, y puede que “B&b” resista estoicamente los golpes de un destino
cruel que unió en la noche de los lunes lo que perfectamente podría haber
separado sin apenas sufrimiento. Pero, al final, todos morimos. ¿Es que no hemos
aprendido nada de “The Walking Dead”?
Me gusta “Velvet” porque me gusta que
mi madre me explique por teléfono cuánto sufre y se emociona con “Velvet”. Y no
me disgusta “B&b” porque me gusta esa imposible mezcla de topicazos, ficción
periodística, amores revueltos, intriga y buenrollismo. No me disgusta “Velvet”
porque sale Aitana Sánchez Gijón interpretando a una estricta gobernanta de la
alta costura. Y me gusta “B&b” porque Gonzalo dice que César (Carlos
Iglesias) es “el Valle-Inclán de la prensa deportiva”. Me gusta “Velvet” porque,
de vez en cuando, conviene sumergirse en tramas muy alejadas de los capítulos de
“Black Mirror”. Y no me disgusta “B&b” porque, de vez en cuando, hay que
descansar de los bocados de realidad que nos ofrece “House of Cards”. Me gusta
“Velvet” y me gusta “B&b” por el mismo motivo por el que me gustan Espartaco
y Draba en “Espartaco”, dos hombres obligados por sus amos a enfrentarse a
muerte en una escuela de gladiadores de Capua y que se aman hasta la muerte
aunque tengan que herirse. No quiero ser como Craso, así que no me quedaré
sentado a ver quién mata a quién. Ya sé que todos morimos. Pero nadie debería
morir un lunes por la noche a manos de un enemigo íntimo.
Lo malo es que Velvet es una copia de The Paradise la serie inglesa basada en la novela de Zola, como Grand Hotel era un intento de seguir la estela de Downtown Abbey.
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