OCHO HORAS CONTADAS

¿Qué es lo que tiene de especial el reciente estreno de la serie “True Detective”? ¿Que es de la HBO? No. ¿Que su primer capítulo ha sido extraordinario? Tampoco. ¿Que Canal+ Series la estrenó en nuestro país sólo un día después de que se estrenara en Norte, Centro y Sudamérica? Frío, frío... Lo que convierte el estreno de “True Detective” en un acontecimiento que se estudiará dentro de unas décadas en las Facultades de Serielogía es el compromiso de la productora para no prolongar su trama más allá de esta temporada, independientemente del éxito que la serie pueda llegar a alcanzar. En caso de que las previsiones de audiencia aconsejen la continuación de la serie, HBO jura por “Los Soprano” que cada año “True Detective” tendrá arcos argumentales y protagonistas completamente diferentes e independientes.

Alabado sea el Dios de las Televisiones. Porque si una maldición asuela el fértil invernadero de las series es el temible “síndrome del éxito de la primera temporada”, desgracia por la que una excelente serie pensada para una única temporada experimenta un éxito tal que anima a sus responsables a seguir estirándola a costa de su solidez y su interés. El primer caso informado de este trastorno fue “Prison Break”. La mismísima Glenn Close lo padeció en “Damages”. ¿Alguien se imagina las dimensiones míticas que hubiera alcanzado “Homeland” si, como era obvio, a Nicholas Brody le hubiera funcionado el interruptor del chaleco suicida al final de la T1?

Pues “True Detective” es la primera serie que nace vacunada contra esta enfermedad. El caso que ocupa a Matthew McConaughey y a Woody Harrelson va a durar ocho episodios, tanto nos guste o no nos guste a los espectadores, lo cual supone una extraordinaria señal del respeto con el que la HBO trata a su audiencia y un potentísimo incentivo para que todos nos pongamos a verla. Martin Hart y Rust Cohle tienen las horas contadas para librar el pulso de personalidades más interesante del comienzo de 2014. Concretamente, ocho.