A ver, Reyes Magos, esta no es otra carta del montón pidiendo regalos. Es un chivatazo para preveniros de un peligro. Prestad atención: tenéis un infiltrado en vuestro real gremio que os está dañando la imagen de reyes simpáticos y guays. De hecho, este sujeto puede haceros más daño que Papá Noel (y mira que sé que no tenéis nada contra Papá Noel. Al fin y al cabo todos trabajáis para los mismos jefes como vendedores en esta orgía de compras en que se ha convertido el originario y prístino solsticio de invierno).
El infiltrado es un rey como vosotros, pero con su vida de privilegios,
su mal ejemplo y el de su familia está perjudicando a la realeza a la que
pertenecéis. Él no trabaja desinteresadamente para los demás, como hacéis
vosotros. Tampoco aparece una vez al año vestido de forma estrambótica y
divertida como vosotros, para luego desaparecer dejándonos en paz hasta el año
siguiente, qué va. Está señor aquí el año entero y no hace más que salir en la
tele hasta saturarnos a todos. Acapara telediarios con sus achaques. Aburre con
un programa televisivo semanal llamado “Audiencia abierta” que es un tostón. Y remata
arrasando la programación de todos los canales a la vez en Nochebuena. Vosotros
también estáis hoy en todas partes y estos días salís mucho por la tele, pero
con una puesta en escena bastante más currada. Y los mensajes que leéis desde
los ayuntamientos son mejores que el suyo, no hay duda. Eso por no hablar de
que él ni tira caramelos ni hace regalos. De regalos solo sabe lo que es llevar
una vida regalada, que es lo suyo.
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