Venga, Coca-Cola, ¿qué campaña publicitaria vas a sacar en los próximos días? Tras la noticia del cierre de cuatro de tus plantas en nuestro país y el despido de 750 trabajadores seguro que tus creativos guardan un as en la manga que nos dejará boquiabiertos. Deberías contratar a la misma agencia de publicidad de aquella campaña en la que unos niños cantaban mientras se podía leer “por cada Bolsa de valores que se desploma hay mil madres haciendo tartas de chocolate”. Podríais hacer algo parecido a aquel otro spot en el que Josep Mascaró, a sus 102 años, conocía a un bebé recién nacido y le decía “estás aquí para ser feliz”. No, espera, ya lo tengo, ¿por qué no reemitís aquellos anuncios en los que un directivo malvado expulsaba a un pobre trabajador, y éste le cantaba eufórico “veo una vida nueva y tú no estás en ella”? Yo ya no zapeo en los intermedios de los programas. Quiero ser el primero en ver la nueva campaña. Coca-Cola es ante todo una agencia publicitaria televisiva. El agua con polvitos marrones no es más que la excusa.
La economía funciona mediante el juego de fuerzas de los interes en conflicto de los distintos agentes económicos. Si no fuéramos una sociedad dormida y rendida habríamos respondido al legítimo ajuste laboral de Coca-Cola con un legítimo boicot de padre y muy señor mío, que hubiera hecho recular a la multinacional en 48 horas obligándola a resignarse a ganar mucho dinero en vez de muchísimo dinero. Pero estamos dormidos en nuestro egoísmo de cortísimas miras, y justamente uno de los principales narcóticos es el telón de publicidad comercial permanente que nos envuelve cada segundo. Cuando un simple refresco se anuncia cantando “al mundo entero quiero dar un mensaje de paz” delante de un árbol de Navidad, no sólo aumenta sus ventas: también ayuda a mantener atontado al ciudadano y evitar que haga valer su fuerza en el pulso de las relaciones económicas. Los trabajadores despedidos deben asumirlo: la empresa ha de recortar gastos para poder mantener abierto el Instituto Coca-Cola de la Felicidad.
3 comentarios:
Gran artículo. Para enmarcar. Comparto.
Siete meses sin beber cacacola. Y es una decisión firme, para siempre. Que les jodan
¿Qué palabras tan contradictorias: FELICIDAD y DESPIDOS?. Despedir a miles de trabajadores cuando la multinacional no para de ganar dinero.
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