Hoy analizaremos el lío formado alrededor de “Punto pelota”, ese programa de Intereconomía dedicado al fútbol en el que unos señores tropiezan y caen, resbalan y caen, chocan y caen.
Abordar este asunto es sumamente delicado porque la
situación de la empresa es muy complicada, los trabajadores no cobran sus
nóminas y un montón de niños se pegan trompicones sin cuento. Unos niños caen
del tobogán y otros por las escaleras. Unos caen al agua y otros a un seto.
Unos están solos y otros se agarran a otro que también cae. Unos empujan y
otros son empujados. Unos golpean y otros son golpeados. Y todos lloran. Miran
la cámara y lloran.
Hay que informarse concienzudamente para siquiera atisbar la
compleja situación que se está produciendo en “Punto pelota” ante los conflictos
de intereses que se producen entre los empresarios implicados, las figuras mediáticas
que van y vienen, y los trabajadores anónimos que ven peligrar sus puestos de
trabajo en coches que empiezan a derrapar y chocar, coches que se escapan
porque quedaron aparcados sin el freno de mano, coches que se llevan por delante
buzones de correos, coches que se salen en una curva, coches que chocan y
chocan como coches de choque.
Denuncias, fichajes, marchas, despidos, traiciones,
acusaciones cruzadas, convocatorias de huelga en un barco que se hunde. Aguas
turbias mientras la audiencia de “Punto pelota” se desploma, se cae, se la pega,
catacrock. Habrá quien lo explique por la marcha de Josep Pedrerol. Aquí no olvidamos que el nuevo presentador, Carlos García Hirschfeld, hace años nos
golpeaba con “Impacto TV” y “Noche de impacto”, programas de porrazos y
trompicones donde no faltaban las embestidas de los toros.
Habrá quien mantenga la cabeza fría y pueda explicarles qué
está ocurriendo en “Punto pelota”. Yo no. Yo solo veo choques, caídas, trompazos
y el toro de Intereconomía que se escapa de su esquina, se hace enorme y
empitona a Hirschfeld.
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