17/12/13

NOS REÍAMOS MÁS ANTES


Perdemos al Gran Wyoming. Se nos va aquel músico divertido que cantaba “Tramperos de Connecticut” con el maestro Reverendo. Nos deja el tipo cachondo que hace veinte años hacía programas transgresores como “El peor programa de la semana” en La 2 (ya valió de repetir “que veinte años no es nada” como papanatas: hace dos décadas nos quejábamos de que La 2 tenía audiencias de miseria, hoy con esos mismos números arrasaría y sería líder de audiencia). Marcha el francotirador dicharachero que puso patas arriba los informativos y el reporterismo de calle al frente de “Caiga quien caiga” yendo más allá de lo que la rana Gustavo jamás se había atrevido a hacer (¡Y en Telecinco! ¡Y dando caña incluso a su jefazo supremo, Silvio Berlusconi! ¡Y acudiendo a comer con su equipo al Palacio de La Moncloa invitados por san Josemaría Aznar… porque su hijo le había pedido que los invitara y según él nunca negaba nada a sus hijos!). Nos abandona, en fin, el presentador de “El intermedio”, el busto parlante con más vis cómica del panorama audiovisual español al frente del guión más cáustico y ajustado al presente que podemos echarnos a la cara de lunes a jueves.

Wyoming el músico divertido, el tipo cachondo, el francotirador dicharachero, el busto parlante rebosante de vis cómica, ha sido sustituido por Wyoming el analista político, el sociólogo sesudo, el ideólogo experto que concede entrevistas, regala titulares rotundos, realiza certeros diagnósticos del mundo que vivimos, desenmascara al poder y no deja títere con cabeza. El sábado por la mañana le oímos en “No es un día cualquiera” de RNE y por la noche le vimos en “LaSexta noche” de laSexta. El médico cesante vestido de bufón simpático capaz de decir la verdad al señor del castillo es ahora un médico forense que disecciona la realidad y nos muestra sus desagradables entrañas negras.

El partido en el poder las está armando gordas, pero aquí hemos de denunciar que esta en concreto -acabar con nuestro Wyoming- no es menor y tampoco figuraba en su programa electoral. No se lo perdonamos. Nos reíamos más antes.

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