No sé si los primeros sorteos fueron cooon peeesos. Tampoco sé si fueron cooon reaaales. Lo que sí sé -lo dice Wikipedia- es que a finales del siglo diecinueve estos sorteos dejaron de llamarse “Prósperos de Premios”, pasaron a llamarse “de Navidad” y empezaron a manejarse laaas peseeetas. Mira tú por dónde vuelve a ser mentira -como lo es siempre- lo que creemos que es “de toda la vida” como el sorteo de Navidad o laaas peseeetas.
Después vinieron años y años de sorteos eeen peseeetas.
Repeticiones y repeticiones de sorteos en los que se fue consolidando la
terminación de cada premio eeen peseeetas. Y cuando llegó la radio en cada casa
se imponía el sonsonete de laaas peseeetas. Todas las mañanas del 22 de
diciembre tenían la misma música y letra que siempre terminaba eeen peseeetas.
Daba igual si a las cabañas bajabas, si a los palacios subías o si a los
claustros escalabas: en todas partes hallabas igual tabarra eeen peseeetas. La
televisión se sumó después en su labor de inescapable avasallamiento colectivo
de las dichosaaas peseeetas.
Hasta que en 2002 llegaron looos eeeuros. Diez años de radio
y de televisión y de Internet y de tó lo que se menea y se multidifunde
interactivo y multimedia trabajando en comandita para que el sorteo termine
eeen eeeuros. Venga a machacar y machacar para que en esa área del cerebro en
el que quedan grabados los soniquetes se nos borrara el de las pesetas y fuera
sustituido por el de looos eeeuros. Y en la gente mayor está costando, pero
entre los más jóvenes ya está asumido que estas viejas fiestas del solsticio de
invierno empiezan con el inevitable sorteo eeen eeeuros.
Pero, hay que joderse, una sola campaña publicitaria de la
lotería de Navidad en 2013 logró que todo lo anterior fuera arrasado y desde
entonces -por los siglos de los siglos- se impusiera imitar a Raphael desenroscando una bombilla
mientras se tararea “nananananááá nanaaana”.
1 comentario:
Una prueba más de lo Grande que es Raaaaphaeeeel.
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