Si, tal como decía Nietzsche, sin música la vida sería un error, ¿podemos afirmar que sin educación musical la educación es un error, que sin televisión musical la televisión es un error, que sin Fernando Argenta tres décadas de la radiotelevisión pública de nuestro país habrían estado equivocadas? Si, tal como decía Platón, la música es para el alma lo que la gimnasia es para el cuerpo, ¿sería correcto decir que “Clásicos populares” y “El conciertazo” fueron ante todo programas de salud pública, que mantuvieron en buena forma la mente de sus oyentes y espectadores, extraordinariamente valiosos dada su capacidad para promover hábitos saludables entre la ciudadanía? Si, tal como decía Bernstein, la música puede comunicar lo desconocido, y tal como decía Hoffmann, la música empieza donde se acaba el lenguaje, y tal como decía Beethoven, la música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía, ¿es defendible que Fernando Argenta ha sido ante todo un profesor de pensamiento?
La música es la inteligencia desnuda. Es la sensualidad de las matemáticas, la arquitectura del placer, la única unión posible entre la bondad y la justicia. La música es el efecto secundario más inesperado, afortunado e inexplicable de la evolución humana. Si en el hemisferio cerebral derecho se encuentran las funciones relativas a la emoción y la sensibilidad, y en el hemisferio cerebral izquierdo se encuentran las funciones relativas al razonamiento y el lenguaje, la música tiene que encontrarse en el cuerpo calloso que une ambas mitades. Más allá de los homenajes y los panegíricos que estamos escuchando estos días, el tristísimo fallecimiento de Fernando Argenta sería la ocasión perfecta para que nuestra televisión pública adquiriera el compromiso de atender con sus poderosísimas herramientas a la formación musical de los españoles. Dios no existe, pero Bach se le parece. Todo está oscuro y cubierto de rocas. Es imprescindible un nuevo “El conciertazo” en honor a Argenta, al pensamiento abstracto y a la misteriosa forma en el tiempo que es la música.
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ResponderEliminarMuy buen artículo, enhorabuena.
ResponderEliminarYo sigo de "luto" por la pérdida de este maravilloso comunicador que marcó una época de mi vida. Personas así, que nos hacen más felices, tendrían que ser eternas, como la música. Hasta siempre Fernando y muchas gracias.
¡Excelente artículo! Y gran labor la que realizó Fernando Argenta.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con esa frase de Nietzsche.
PD: yo también pediría que esa formación musical que ofreciera la televisión pública no se centrara sólo en la música clásica, sino que también tuviera en cuenta obras más actuales (no me refiero a lo que suele salir en la MTV o los 40 Principales); en la actualidad se sigue haciendo muy buena música pero hay que zambullirse en Internet para encontrarla, ya que apenas tiene repercusión mediática.
Buenísimo y Bellísimo texto
ResponderEliminarMe encanta. Fantástico comentario. Gran Fernando. El mejor!! Me emocioné leyendo una historia que os recomiendo: http://www.magistralia.com/2013/12/05/la-historia-de-fernando-y-sof%C3%ADa/
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