10/11/13

VIERNES DE LA VERGÜENZA


Anteayer viernes han soltado a Chabelita Pantoja. Una vergüenza. El viernes alcanzó la mayoría de edad y automáticamente ha salido a la calle del cotilleo y la ignominia televisiva. Automáticamente Telecinco saltó sobre ella en sus tres vomitivos sabores habituales: “Sálvame” matutino (“El programa de Ana Rosa”), “Sálvame” vespertino (“Sálvame diario”) y “Sálvame” nocturno (“Sálvame deluxe”). ¿Es que las víctimas de la telebasura no tenemos Derechos Humanos? ¿Acaso la ley solo está para defender a los agresores para que se puedan pitorrear impunemente de quienes sufrimos sus desmanes?

Hasta el viernes Chabelita estaba amparada por la Ley del Menor. Eso obligaba a todos los carroñeros televisivos a mantenerse a distancia sin poder hincarle el diente. Pero el viernes Chabelita cumplió 18 años y pasó a ser mayor de edad. Una interpretación literal de la ley y una aplicación automática y miope de la ley la dejó en la calle sin ninguna protección. Un despropósito. El Gobierno debería haber intervenido para retrasar todo lo posible la aplicación de esta ley, buscando la manera de que la Fiscalía recurriera en el Tribunal Supremo el informe de los magistrados que integran el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sobre el fallo de la Corte Europea manifestado en la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. Y si no, que la Corte del Gobierno emita una sentencia en el Tribunal Europeo que recurra la interpretación de la Fiscalía Nacional del informe Supremo en la Sala Penal de la Audiencia de Estrasburgo. Qué mas da.

Lo importante es que no se aplique la ley de forma injusta. Lo básico es que se chafe a los carroñeros de Telecinco que llevan años, meses y días en una vergonzosa cuenta atrás esperando que llegue el día de la ignominia. Lo primordial es que vivir en un Estado de derecho no sirva para dejar impunes a los malvados, sino para resguardar a quienes los soportamos, para preservar a quienes los sufrimos, para proteger a sus víctimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Se tratará de un nuevo intento de desviar la atención del caso Malaya?