El programa se llama “Tu oportunidad”, pero debería llamarse “Tu oportunidad, pringao”. Lo estrenó TVE el otro día, y convierte la estructura económica del capitalismo actual en un show de entretenimiento. Como “Uno de los nuestros” pero con plusvalías. Como “Masterchef” pero con participaciones del 30% en las empresas. A alguien se le ocurre una idea con la que podría hacer un buen negocio, pero necesita dinero para sacarla adelante. Alguien tiene mucho dinero, y quisiera invertirlo para conseguir más. Parecería que la relación entre la persona que va a realizar el trabajo que se le ha ocurrido y la persona que va a poner el dinero debería ser igualitaria. Quizá el set podría centrarse en una mesa en la que ambas partes se sentaran y negociaran de igual a igual. Quizá los capitalistas podrían ser presentados como aspirantes. Sería simpático ver vídeos en los que hablasen a la cámara diciendo que vienen a cumplir un sueño.
Pero no. En la sociedad actual sólo intentan cumplir sus sueños los pringaos. Los otros, esos cinco millonarios a los que la realización diviniza con cámaras lentas, contrapicados y planos detalle, ya los han cumplido. Aunque tanto necesita el trabajador al capital como el capital al trabajador, en “Tu oportunidad” el capital está sentado en una cómoda silla encima de una tarima, y el trabajador emprendedor se postra ante él con la boina enrollada entre las manos cerrando los dedos de los pies, -en feliz expresión del gran Pepe Colubi-. No cabe duda de quién tiene la sartén por el mango. No cabe duda de quién se aprovecha de la necesidad de quién. Los capitalistas bromean entre ellos, dan consejos condescendientes a los demandantes, se ajustan los gemelos de la camisa. Los solicitantes agradecen que los inversores les elijan para ganar dinero o marchan cabizbajos cuando no es así. Y nuestra televisión pública aprueba esa forma de funcionar al elevarla a espectáculo de televisión, sin dejar abierto ni medio resquicio por el que se pueda colar una visión alternativa o disconforme con lo que allí está sucediendo. Y encima da las gracias, pringao.
simplemente CO-JO-NU-DO
ResponderEliminarun retrato de lo que es la sociedad que hemos construido, y un boceto simplemente de la que se nos viene encima. Enhorabuena
Muy bueno. He visto 5 minutos del programa y he tenido esa misma sensación. Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarMuy buen artículo.
ResponderEliminarTremendo... el espiritu de Donald Trump sigue más vivo que nunca. Es exasperante ver como las personas siguen babeando ante ese ideal ochentero del business self-made man, adorando sus tirantes y sus gemelos dorados. Como si nos hubieramos tenido suficiente con esta deriva... Un poco de dignidad, al menos.
ResponderEliminarpues si, pero el mejor momento del programa es cuando una concursante les dijo que no quería lo que le ofrecian.
ResponderEliminarSi se podría haber preparado mejor, como se dice en el articulo.
Yo vi unos pocos minutos del programa y me pareció repugnante el mensaje que pretende transmitir: retratan a los empresarios como héroes que deben ser adorados y a los emprendedores como mendigos en busca de migajas. El nivel de la televisión pública se sigue hundiendo.
ResponderEliminarA veces me asustas de lo bueno que eres. De verdad.
ResponderEliminarEs gracioso ver a dos de los inversores: Perez Dolset de ZED y Gonzalo de la Cierva de MOVILISTO.
ResponderEliminarDos grandes emprendedores que hicieron su fortuna engañando a la gente con las conocidas subcripciones SMS y números de tarificación adicional