Si hay justicia en el mundo, y ojalá la haya, esos ancianos que compiten a ver quién está peor -a quién le duelen más cosas, quién sufre más enfermedades crónicas- no son los mismos que antes competían por ser los que vivían situaciones más difíciles y se enfrentaban a condiciones más duras. Si eso es así, al menos en la vejez nos libraremos de aguantarle la turra a personajes como Jesús “Desafío extremo” Calleja y, Dios mío, a Mercedes “Perejildetodaslassalsas” Milá. Porque no sé si se enteraron, pero ahora Milá también se sumó a la tontería esa de querer vivir una aventura peligrosísima y durísima y dificilísima y luego contarlo por la tele para que todos contemplemos sus correrías boquiabiertos y admirados y deslumbrados.
Milá es una trabajadora dispuesta a todo con tal de que los
encargos que le hacen resulten bien. Nos lo demuestra cada edición de “Gran
hermano” dando un paso tras otro hasta el abismo y más allá con tal de que el
espectáculo pueda continuar. Como en esto es la mejor (¿hace falta recordar qué
pasó cuando Pepe Navarro presentó
“GH”?), su jefe le concede algunos antojos de diva para que esté contenta: ahí
está “Diario de…” (que en cuanto pudieron lo sacaron de Telecinco y lo pasaron
a Cuatro para que no molestara). Como la señora siguió pidiendo cosas locas
como un “GH” de ancianos o de niños, decidieron contentarla con un capricho
menos comprometido: un programa que recogiera su participación en la Mongolia
Bike Challenge. Hala, a pedalear.
Así que la madrugada del lunes Cuatro emitió “Mongolia sobre
ruedas”. Milá recurrió a los tópicos del género: esto es muy duro, hace mucho
frío, comemos mal, dormimos peor, cuánto llueve, qué cansados estamos, hay que
seguir, no sé qué hago aquí, etc. Lo malo es que no hubo ningún programa en las
cadenas generalistas que tuviera menos audiencia en todo el día que semejante
tostón. Lo bueno es que nos enteramos de que, además de una revista satírica
sin mensaje alguno, ¡resulta que Mongolia también es un país!
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