Para los creyentes en la religión hinduista, la esencia básica de todo lo que existe tiene que ver con ciclos (“yugas”), que suceden desde la creación hasta la devastación total con la que terminará todo. El ciclo completo, la vida de Brahma, ocupa algo más de 311 billones de años terrestres. Y a partir de ahí se despliega una cosmología esotérica de subdivisores del todo: la vida de Brahma consta de cien años de Brahma de 3.1 billones de años de duración; cada año de Brahma consta de 360 días de Brahma con sus respectivos 8.640 millones de años; un día de Brahma se compone de 14 manvantaras de 306 millones de años; un manvantara contiene 71 maha yugas de unos 4 millones de años; el maha yuga se descompone en 5 dvapara yugas de 864 mil años, y cada dvapara yuga tiene 2 kali yugas de 432 mil años. Todo gira. Todo son ciclos y frecuencias. Todo empieza y vuelve a terminar y vuelve a empezar y vuelve a terminar...
El ciclo más corto, el kali yuga, está compuesto de un número incalculable de belenesteban yugas. Desde el inicio de Brahma se viene sucediendo en la rueda del cosmos un proceso por el que Belén Esteban retorna triunfante reencarnada a Telecinco, reinicia sus colaboraciones con Jorge Javier Vázquez, comienza lentamente a deteriorarse a medida que van pasando los “Sálvames”, entra en una terrible crisis que la obliga a abandonar la televisión, y vuelve de nuevo a la cadena de Mediaset cerrando el yuga gracias a un programa estrella en donde ella repite salmódicamente mantras como “salir del túnel”, “tenía problemas muy serios que tenía que quitarme de encima”, “ahora estoy limpia” y “mi madre me ha apoyado mucho”.
Pero llegará el día en el que el último belenesteban yuga cierre el último kali yuga, el último dvapara yuga, el último maha yuga, el último manvantara, que termine el día final del año final de la vida de Brahma. Lamento decir que aún vamos en la mitad. Nos quedan todavía 150 billones de años soportando belenesteban yugas en “Sálvame”. Ommmm...
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