Creíamos que los superhéroes sin moral que nos gobiernan usan el palabro “externalizar” como sinónimo eufónico de la palabra “privatizar” para engañarnos mejor y comernos mejor con esos dientes tan grandes que tienen. Pues no. El jueves por la noche el estreno de “Encarcelados” en laSexta mostró la verdad. “Externalizar” no es simplemente “privatizar”, sino “privatizar hacia afuera”. No queda otra, visto que también existe la posibilidad de “privatizar hacia adentro”, o sea, de “internalizar”.
“Encarcelados” es una serie documental que muestra la
situación de los españoles encarcelados en el extranjero (sí, “parecido” a la
serie de National Geographic). En su estreno vimos la situación de las cárceles
bolivianas. Aquello helaba la sangre por la situación en la que se encuentran,
la miseria, el abandono, la inseguridad, el miedo y la degradación moral, pero
también porque nos dimos cuenta de que las cárceles bolivianas nos llevan mucha
ventaja: allí han “internalizado” los servicios penitenciarios, el Estado se
ahorra mucho dinero y los contribuyentes estarán encantados porque no tienen
que pagar impuestos para mantenerlos. ¿Quién paga, entonces? Fácil: los propios
prisioneros, que deben buscarse la vida como puedan (algo que aquí ahora se
llama “ser emprendedor”, otra trampa lingüística).
Las fuerzas de seguridad no entran en la cárcel, solo
vigilan la continua entrada y salida de las mujeres y niños que viven dentro
con los condenados. Cada preso debe conseguir todo lo que necesita verjas
adentro: desde la comida o la seguridad hasta una celda, que puede comprar o
alquilar, aunque sea un rincón infestado de cucarachas. Quien tenga pasta, que
negocie con los presos en el mercado libre; quien no, que “emprenda” y la
consiga. Ya tenemos la solución a esta crisis-estafa: “externalizar” la gestión
de los servicios públicos e “internalizar” sus contenidos en un liberal sálvese
quien pueda. Menos impuestos, más alegría. “Soplaré
y soplaré y el Estado derribaré”, canta el gran Julián Hernández de “Siniestro Total” en su último disco. Y no es
broma.
¡Increíble que se haga algo así en las cárceles! Serán delincuentes pero también tienen derecho a un cierto trato digno. Esperemos que estas ideas no se extiendan demasiado.
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