En principio, una serie televisiva dedicada a mostrar los sabores de las diversas gastronomías del mundo parecería tan quimérica como un programa de radio que tuviera como objetivo enseñar pintura a sus espectadores o una publicación impresa que contara los diferentes estilos musicales del planeta. La música pide un medio de comunicación auditivo y la pintura pide un medio de comunicación visual. Los sabores deberían quedar arrinconados mientras no se invente un medio que actúe sobre las papilas gustativas de los degustadores. Pero no: durante la hora de la siesta de anteayer el capítulo dedicado a Georgia de la serie “Sabores del mundo” me produjo una extraña sinestesia mediante la cual fui capaz de saborear los principales manjares de esa paradójica tierra con sólo ver imágenes de sus iglesias y escuchar la música que suena al atardecer en la región de Kajetia. Sé a que sabe el vino muzukani sin haberlo tenido en la boca, y disfruté de las extrañas especias que salpican los khinkali a pesar de los miles de kilómetros que me separaban de las mujeres que los preparaban.
Quizá no sea tan extraño, -también lo consiguen otros programas de La 2, como “Flamenco para tus ojos”, en donde se puede ver los quejíos de los cantaores como si cristalizaran en los alientos-. Al fin y al cabo, necesariamente las cosas han de saber a sus sitios, y los sitios han de caber en sus imágenes si los realizadores de tales imágenes tienen la sabia maestría de los autores de “Sabores del mundo”. De la misma manera que a las personas privadas de uno de sus sentidos se les agudizan los demás para cubrir su carencia, así la televisión es capaz de compensar su anosmia y darnos a conocer la gastronomía georgiana mediante increíbles sonidos e imágenes de la tierra en donde una persona puede florecer en una roca. Si Georgia consigue ser profundamente mediterránea en medio del Cáucaso, entonces el medio televisivo, limitado a lo audiovisual, puede ser un excelente vehículo para hablarnos de sus sabores.
1 comentario:
Yo hasta que no se puedan enviar olores vía whatsapp no me doy por satisfecho.
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