Que le echen huevos y defiendan que la telebasura es tele de
calidad que sufre mala prensa, que aprendan de nuestra mascota Fríker Jiménez y mantengan que ven
telebasura porque fueron abducidos por un platillo volante que aterrizó junto a
su plaza de garaje y desde entonces una mente extraterrestre dirige su vida, o qué
coño, que digan desafiantes que ni tele de calidad ni control alienígena ni
hostias, que ven telebasura porque sí, qué pasa. Pero, por favor, que la peña deje
de decir que ve telebasura porque le relaja y le ayuda a desconectar.
Si esa mierda de explicación fuera verdad, en agosto la tele
tendría un nivel de la de Dios. Con más de medio país de vacaciones, la gente
llegaría a casa después de un día tocándose los huevos como Velázquez (como dirían Faemino y Cansado), un día con la mente en blanco en la playa vuelta y
vuelta, y pondría la tele con gana de ver un documental sobre el teatro del
Siglo de oro, un informativo sobre la
repercusión de la política exterior estadounidense en el conflicto
árabe-israelí, un reportaje sobre las investigaciones de Carlos López Otín sobre la progeria y el cáncer, o un debate sobre
epistemología que no estuviera realizado por Les Luthiers.
Pero no. Tras un año soportando “Sálvame”, llega agosto y ahí
sigue. Peor aun: tras un año aguantando a quienes dicen verlo para desconectar
y relajarse, ninguno dice ahora que tras de un día desconectado le apetece ver en
la tele algo que le permita conectar, nadie explica que está tan relajado que
busca en la tele algo que le active, no aumenta, en fin, la demanda de documentales,
informativos, reportajes o debates para activarse y conectar. ¿Será que
desconectan tanto en invierno como en verano porque quieren vivir
desconectados? ¿Será que aspiran a la vida relajada de un ceporro, una ameba o
unos bueyes comiendo guisantes? Por Dios, que le echen huevos, cambien de
explicación y desconecten de esa triste vida desconectada.
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