Supongo que “Torrente 2: Misión en Marbella” (Antena 3) es a las películas de James Bond lo que “Spartacus: la guerra de los condenados” (Canal +) es al “Espartaco” de Kubrick. Torrente es un James Bond por defecto, y el Espartaco televisivo es un Espartaco por exceso. Podemos pasar de “Bond, James Bond” a “Torrente, José Luis Torrente” con la misma facilidad con la que pasamos de los diálogos imposibles de “Spartacus” (“Subestimar a tus enemigos es un rasgo romano”, dice Espartaco) a los diálogos inmortales de “Espartaco” (“Mi gusto incluye a las ostras y a los caracoles”, dice Craso). Entiendo que los fanáticos de James Bond se enfaden un poquito con José Luis Torrente, del mismo modo que entiendo que los fieles espartaquistas miren con fastidio los músculos televisivos de Espartaco, pero tanto el defectuoso Torrente como el excesivo Espartaco pueden verse como un experimento surrealista digno del mejor Dalí. De ese modo, los bondólogos y los espartacólogos tendrán una buena excusa para no levantarse indignados del sofá en el momento en que los siempre sudorosos Torrente y Espartaco salen en la tele.
Cuando le preguntaron a Dalí acerca del significado de su obra “Retrato de Gala con dos chuletas de cordero en equilibrio sobre su hombro”, el genial creador del método paranoico-crítico contestó: “Me gustan las chuletas y me gusta mi mujer; no veo ninguna razón para no pintarlas juntas”. Si Dalí pudo pintar a su mujer y a dos chuletas en el mismo cuadro, Torrente y James Bond también pueden convivir en un mismo corazón. La belleza de dos chuletas de cordero en equilibrio sobre el hombro de Gala es tan surrealista como la belleza del Espartaco histórico oculto tras las chuletas de “Spartacus” y “Espartaco”, así que los lectores de Apiano, los adictos al sexo sudoroso y a la violencia coreografiada al estilo de “300” y los creyentes en Kubrick y en la magia de los diálogos de Dalton Trumbo pueden ver juntos “Spartacus: la guerra de los condenados” sin que salten chispas históricas, filosóficas y estéticas.
“Torrente 2: Misión en Marbella” y “Spartacus: la guerra de los condenados” son dos chuletas en equilibrio sobre el hombro de James Bond y de Espartaco. Como dice William en “Notting Hill”: surrealista, pero bonito.
Cuando le preguntaron a Dalí acerca del significado de su obra “Retrato de Gala con dos chuletas de cordero en equilibrio sobre su hombro”, el genial creador del método paranoico-crítico contestó: “Me gustan las chuletas y me gusta mi mujer; no veo ninguna razón para no pintarlas juntas”. Si Dalí pudo pintar a su mujer y a dos chuletas en el mismo cuadro, Torrente y James Bond también pueden convivir en un mismo corazón. La belleza de dos chuletas de cordero en equilibrio sobre el hombro de Gala es tan surrealista como la belleza del Espartaco histórico oculto tras las chuletas de “Spartacus” y “Espartaco”, así que los lectores de Apiano, los adictos al sexo sudoroso y a la violencia coreografiada al estilo de “300” y los creyentes en Kubrick y en la magia de los diálogos de Dalton Trumbo pueden ver juntos “Spartacus: la guerra de los condenados” sin que salten chispas históricas, filosóficas y estéticas.
“Torrente 2: Misión en Marbella” y “Spartacus: la guerra de los condenados” son dos chuletas en equilibrio sobre el hombro de James Bond y de Espartaco. Como dice William en “Notting Hill”: surrealista, pero bonito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario