A ver, señores, Sonya Cross, la detective que protagoniza “The bridge”, no padece el síndrome de Asperger, no es una mujer complicada que encierra densos laberintos dentro de la estructura de su personalidad. El extraño comportamiento de Sonya Cross no obedece a una defensa contra un mundo hostil, a problemas en la relación que mantuvo con sus padres durante la infancia o a trastornos mentales que sin embargo no le han impedido desarrollar una brillante carrera dentro del Departamento de Policía de El Paso. Sonya Cross no es más que un personaje completamente ridículo, absolutamente inverosímil, un error de guión grande como el Río Grande que separa Texas del Estado mexicano de Chihuahua y por culpa del que se malogra la que podría haber sido una de las dos o tres mejores series de este año.
El agotamiento del estereotipo tradicional de héroe -plano, sólido, que tan bien funciona en las sociedades no hiperpsicologizadas- ha dado lugar a una progresiva complicación en el retrato de los personajes protagonistas de las series procedimentales -bien avenida, por otro lado, con una audiencia cada vez más interesada en el psiquismo del médico o del policía que en las tramas que desenreda-. Detalles banales como la gabardina de Colombo o los chupachups de Kojac han ido engordando hasta dar lugar al Charlie Crews de “Life” o al Patrick Jane de “El mentalista”. “House” supone un hito en este proceso. El reciente “Sherlock” de la BBC roza brillantemente el límite de lo permisible. Y la Sonya Cross de “The bridge” se despeña por el abismo del ridículo en su empeño por crear un personaje fascinante a base de anomalías mentales -los límites interpretativos de Diane Kruger tampoco ayudan-. La serie transcurre de forma más que aceptable hasta que la aparición de la detective provoca un molesto chirrido que hace que perdamos todo interés en la captura del siniestro asesino que está aterrorizando la frontera entre el Primer y el Tercer Mundo. Llega Cross y sólo podemos sentir que los guionistas se están riendo de nosotros.
1 comentario:
Precisamente ayer tuve una conversación parecida respecto a este tema, aunque con 'resultado' un tanto diferente.
Vistos ya unos cuantos capítulos de la serie, si bien parece 'entretenidilla', se queda lejos de lo que prometía al principio no ya sólo por la temática 'negra' en sí- siempre efectiva en el formato serie-, sino por la multitud de contrastes que podían darse entre personas, métodos, países, gente de la calle, instituciones, formas de ver el mundo...
Y sin embargo a día de hoy, es posible que una de las cosas que hará que vea la serie es precisamente el personaje de Diane Kruger. Supongo que aquí entra en juego el bagaje y las referencias de cada uno: las personas con las que haya tenido la suerte de encontrarse o el mismo individuo que uno sea, sin ir más lejos. Y aunque quizá sí que parece que hay cierta intencionalidad de 'arquetipizar', el factor de vulnerabilidad que presenta el personaje en la manera en la que lo presenta me parece 'honesto' y más fresco de lo que puede parecer a simple vista.
Y personalmente me resulta un poco duro leer eso de 'anolamías mentales' al referirse a la famosa- y amplia y difusa- realidad de la condición del espectro autista-Asperger.
Pero como digo, supongo que dependerá de las referencias que cada uno haya alcanzado a ver en su vida.
Al menos siempre nos quedarán 'Frasier', 'Doctor en Alaska', 'The Wire',...
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