3/8/13

GRACIAS, CONGRESISTA UNDERWOOD


Oriente es el equivalente diplomático de las instrucciones de IKEA: nada tiene sentido. Esta cita de la miniserie “Animales políticos” (Canal +), protagonizada por la gran Sigourney Weaver, vale para Oriente, para Occidente, para el mercado futbolístico, para esa estafa que algunos llaman crisis, para los programas del corazón, para el precio del café en los aeropuertos y para la comparecencia de Mariano Rajoy por el caso “Bárcenas”. Más allá de ese ridículo “Fin de la cita”, digno de un episodio de “Vergüenza ajena” (MTV), las explicaciones de Rajoy están a la altura de las instrucciones de IKEA, del pregón de Pepe Isbert desde el balcón del ayuntamiento en la película “Bienvenido, Míster Marshall” (“Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar”), del contrato que lee Groucho Marx en “Una noche en la ópera” (“La parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”) y de las excusas de Juan Carlos I después de su accidentado viaje de caza a Botsuana (“Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”). Nada tiene sentido, excepto los guiones de grandes series televisivas como “Animales políticos” o “House of Cards”.

Mientras escuchaba a Rajoy intentando, sin mucho éxito, no distraerme con Pepe Isbert, Groucho Marx y Juan Carlos I, recordé dos diálogos de la serie “House of Cards” que arrojaron un poco de luz sobre el espeluznante discurso del presidente del Gobierno: “La verdad habría puesto fin a la conversación”, y “Los amigos son los peores enemigos”. Estas dos perlas de sabiduría política salidas de la boca del congresista Francis Underwood son lo contrario de Oriente, de las instrucciones de IKEA o del precio del café en los aeropuertos porque tienen mucho sentido. La verdad habría puesto fin a la comparecencia de Rajoy (y a muchas otras cosas), y los amigos como Bárcenas son también los peores enemigos. Los guionistas de “House of Cards” tienen mucho que enseñar a los guionistas de Rajoy, esos tipos que han digerido mal a Pepe Isbert, no han entendido a Groucho Marx y creen que Juan Carlos I es Cicerón. Por fortuna, poco después de que  Rajoy nos hiciera pasar vergüenza ajena, la sonrisa de Mirea Belmonte tras ganar la medalla de plata en los 200 mariposa consiguió que algunas cosas tuvieran sentido. Gracias, Mireia. Gracias, congresista Underwood.

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