Si hubiera que representar el bien absoluto con una imagen, yo hoy elegiría la de un médico que da buenos consejos de salud, claros y sencillos, a la población desde la televisión pública. Siempre se ha considerado que los grandes avances en la salud pública de los países occidentales durante el siglo XX tenían que ver con la extensión del alcantarillado urbano, la universalización de las vacunas y los antibióticos, o la mejora en las condiciones higiénicas y nutritivas de los alimentos. Pero se olvida con frecuencia la gran ayuda que ha supuesto contar con medios de comunicación de masas que puedan proporcionar una formación básica en cuestiones sanitarias o nutricionales, -¿alguien se imagina cómo hubiera sido el curso de la epidemia de sida en una sociedad que no hubiera contado con televisión?-. Durante los últimos 15 años el doctor Luis Gutiérrez ha realizado una valiosísima labor de promoción de la salud desde los programas matinales de La 1. Ayer nos enteramos de que TVE no cuenta con él para la próxima temporada.
Hay mil motivos más, pero únicamente por aquél referido al papel que ha tenido en la promoción de hábitos y conductas saludables ya estaría justificada la inversión que para un país supone una buena televisión pública. El trabajo del doctor Luis Gutiérrez ya justifica la existencia de TVE. Sólo con que un diez por ciento de sus espectadores haya seguido alguno de sus consejos, y con que un diez por ciento de ese diez por ciento haya modificado definitivamente sus hábitos, y con que a un diez por ciento de ese diez por ciento de ese diez por ciento le haya sido efectivo ese cambio para la prevención de alguna enfermedad o la mejora de la salud, estaríamos hablando de decenas de miles de personas cuyas vidas se han visto claramente mejoradas por la labor del doctor Luis Gutiérrez en nuestra televisión. Tiene motivos para sentirse muy orgulloso de su trabajo, y la televisión pública debería demostrarle su agradecimiento de formas que seguramente no hará. Esas decenas de miles de personas valen mucho más que muchas audiencias millonarias.
Al menos el espacio sobre salud sigue, sustituyen un médico por otro. Ya me temía que decidieran prescindir de esta sección y darle tiempo en pantalla a alguien como Txumari Alfaro (como ya hicieron en el pasado).
ResponderEliminarNo sustituyen un médico por otro. Sustituyen a un médico que está haciendo un trabajo excelente por un profesor de medicina en una universidad privada, defensor de la sanidad privada (http://sanidadprivada.publicacionmedica.com/noticia/semergen-acordara-con-aseguradoras-reciclar-a-los-medicos-de-primaria-privados) y que, por ejemplo, se opone al matrimonio homosexual y la financiación de los tratamientos de fertilidad a lesbianas (http://juliozarco.com/reproduccion-asistida-una-decision-politizada/).
ResponderEliminarVaya, no conocía el historial de ese médico. Pues entonces está claro que el cambio es para poner a alguien que transmita la misma ideología que el Gobierno.
ResponderEliminarNo comparto la defensa de Zarco sobre la sanidad privada ni su oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo (no me gusta llamarlo matrimonio homosexual porque me parece que sólo se tendría que hablar de matrimonio, para cualquiera de los casos; es decir, no tendría que haber una ley de matrimonio homosexual, sino una ley de matrimonio, sin más). En cambio, sobre los tratamientos de fertilidad a lesbianas tengo bastantes más dudas: por ahora pienso que los tratamientos de fertilidad sólo deberían concederse a personas que tengan algún problema de salud, y las lesbianas no cumplen esa condición. Pero es un tema del que se puede debatir bastante.