Apareciose el Dios de la Televisión a Christian Gálvez y así hablole: “Christian, tu programa ‘Pasapalabra’ es justo y temeroso de la ley, pero hállase en una cadena que ha vuelto la espalda a la televisión digna y adora de forma idólatra a la telebasura. En mi amor ilimitado, enviaré un ejército de ángeles para que lanzando lluvia de azufre y fuego arrasen todo rastro de vida y destruyan para siempre Mediaset. Es por eso que tú debes ahora tomar a todo tu equipo técnico y abandonar Telecinco para que la destrucción que avecínase no te alcance y puedas continuar tu carrera en canales de televisión que yo santificaré con mi alianza”.
Y Christian respondiole: “Señor, yo sólo soy ceniza y polvo, y no quiero ser atrevido, pero ¿y si hay cincuenta minutos de buena televisión al margen de mi programa? ¿No merecería la cadena tu misericordia si tuviera cincuenta buenos minutos?”. Y el Dios de la Televisión contestole: “Ve y busca cincuenta minutos justos y yo detendré a mis ángeles”. Christian repasó “Campamento de verano”, “El programa del verano”, y regresó compungido ante el Señor. “¿Y si sólo fueran treinta minutos? ¿Salvarías Telecinco si sólo hubiera treinta minutos justos?”. Y el Dios de la Televisión mirolo y así expresose: “Bastarían”. Christian entonces vio “De buena ley” y los informativos, y volvió con gran pesar en su corazón: “Señor, sólo soy un humilde siervo tuyo y no debería estar dándote esta brasita, pero, por última vez, ¿si sólo encontrara diez minutos de buena televisión tu perdón alcanzaría a la cadena pecadora?”. Y el Señor sentenció: “Vale, diez minutos, pero no te me vengas arriba, que yo soy el Dios de la Televisión”. Christian revisó “Mujeres y hombres y viceversa” y “Sálvame” sin encontrar ni un minuto aceptable.
Esa noche Christian Gálvez y su equipo abandonaron Telecinco. Desobedeciendo el mandato que el Dios de la Televisión les había dado, el presentador de “Pasapalabra” miró hacia atrás cuando Paz Padilla anunció que Ángela Portero abandonaba la televisión. Quedó convertido en estatua de sal.
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