Me cuentan que Lucía Etxebarría, escritora y ganadora de los premios Nadal, Primavera, Planeta y Barcarola, concursa en “Campamento de verano”, el último irreality de Telecinco. O es que la palabra “escritor” ya no significa nada o es que esos premios no tienen nada que ver con la literatura. Ella dice saber que se trata de telebasura, pero que necesita dinero para pagar a Hacienda. Cuánto mejor pedir una peseta a cada español como decía Lola Flores, o pedir una limosna a cada ultraderechista como hace Intereconomía. Hasta ahora la telebasura solo había conseguido que quienes se avergonzaban de ella dijeran que lo único que veían en la tele eran los documentales de La 2. Ahora la hipocresía ha subido un escalón y pasa por decir que la telebasura no es digna de sus ojos pero su dinero fácil viene requetebién. Etxebarría ganará unos euros que se esfumarán, pero ha añadido dos líneas a su biografía que nunca podrá borrar. Quien defiende que el dinero lo justifica todo, deberá convenir en que es lo más importante y mejor; si la telebasura es lo que más dinero da, deberá concluir que es lo mejor y más importante: no sería, entonces, basura.
De la política, llegó Olvido
Hormigos; de la literatura, Etxebarría. No habíamos llegado a un acuerdo
acerca de si el poder corrompe o el poder desenmascara, y ahora debemos
replantear el acertijo: ¿la telebasura corrompe o desenmascara? ¿Hormigos y
Etxebarría son unas impostoras que acabaron donde les corresponde o ciudadanas
honradas abducidas por el mal? ¿Todos corremos el peligro de acabar como ellas?
¿Será la telebasura un mal de naturaleza infecciosa? ¿Por eso hay quienes dicen
que la telebasura solo puede contraprogramarse con telebasura? ¿Por eso se
harán famosos los padres, hermanos o
novios de un famoso?
Algo nos enseñó “The walking dead”: si empieza a estar en apuros y nota algo raro, algo así como el mordisco del famoseo y la telebasura, avise a su círculo más próximo para que tome medidas y se asegure de que usted jamás se transformará en uno de ellos.
Algo nos enseñó “The walking dead”: si empieza a estar en apuros y nota algo raro, algo así como el mordisco del famoseo y la telebasura, avise a su círculo más próximo para que tome medidas y se asegure de que usted jamás se transformará en uno de ellos.
Siempre estás que te sales, pero el penúltimo párrafo es una obra maestra. Menudas preguntas.
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