Hoy vamos a hacer ejercicio, que los que dicen que es muy bueno dicen que es muy bueno. Se trata de realizar una secuencia básica en la que primero ejercitaremos la musculatura facial, después el tren superior, y por último el tren inferior. El problema es que en verano no apetece moverse mucho y uno se queda tirado viendo la tele como un pasmarote. No se preocupen, esto funciona a la primera y sin esfuerzo.
El miércoles pasado, en el magacín de La 2 “Para todos La 2”
salió un colaborador habitual con tal capacidad de convicción que, lo juro, fue
verlo y ponerme a hacer ejercicio. Se llama Rafael Santandreu, y se dedicaba a la autoayuda para ser feliz y
eso, pero ya no. Les resumo su charleta para que vean qué eficaz es animando a
hacer deporte: sin darse cuenta, primero pondrán cara de susto, luego se llevarán
las manos a la cabeza y por último saldrán corriendo como alma que lleva el
diablo. No olviden respirar profundamente e hidratarse al terminar el
ejercicio.
Dice Santandreu que debemos aceptar incondicionalmente a los
demás. A todos. Hay gente que hace cosas mal, pero debemos esforzarnos en
pensar que es porque está equivocada viviendo en una competencia total, o está
enferma, un poco locuela, aunque en realidad el niño que llevan dentro es una
persona maravillosa. Por ejemplo, Hitler
era una persona maravillosa, pero estaba un poco loco. ¿Qué hacer con él? Habría
que apartarlo porque se había vuelto loco, pero el niño que llevaba dentro,
cuando tenía cinco años, antes de enloquecer, era una persona maravillosa que
quería ser feliz y hacer felices a los demás. Todos los hombres por dentro
somos buenos, y quienes se vuelven loquitos se pueden curar y volver a ser
buenos y ser felices. Todos seguimos siendo niños, pero no somos felices porque
perdimos la confianza en los demás; por eso debemos apostar por la aceptación
incondicional de los demás. De todos.
El programa está colgado en la web de TVE. Si quieren,
pueden verlo con sus propios ojos y echar otra carrera.
Eso legitima a quienes defienden que hay que abrirlos en canal para sacar ese niño de dentro.
ResponderEliminarBien visto, pero quien optara por la evisceración en busca del niño perdido y hallado en unos intestinos debería andar con cuidado: se expondría a que cualquier otro bestia quisiera aplicarle el mismo procedimiento para extraerle su correspondiente niño.
ResponderEliminarDe seguir así la cosa mucho rato, esto se iba a poner perdido, todo salpicado de sangre y repleto de niños desconcertados que solo quieren ser felices y hacer felices a los demás.
En ese último párrafo has dibujado el paraíso, ;)
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