22/6/13

SALVO QUE SEA JORGE VERSTRYNGE


Se empieza ganando dinero por opinar de una determinada manera y se termina opinando de una determinada manera para ganar dinero. Es una perversión muy sutil que lo cambia todo. Mi trabajo y el suyo, supuesto lector, no va acompañado de la necesidad de mantener una determinada ideología. Nosotros trabajamos construyendo pieceros para camas de 1'35, fabricando la masa para empanadillas de bacalao o escribiendo columnas de crítica televisiva que ayudarán a legar un mundo mejor a nuestros hijos. Y si mañana dejamos de ser de izquierdas para ser de derechas, ateos para ser creyentes, del Betis para ser del Sevilla, nos seguirán pagando lo mismo por nuestros pieceros, empanadillas y críticas de televisión. Pero forma parte del trabajo de ser diputado del PSOE opinar que se ha de primar la educación pública frente a la privada, forma parte del trabajo de ser sacerdote católico creer que el pan se transustancializa durante la consagración convirtiéndose en el cuerpo de Cristo, y forma parte del trabajo de ser secretario del Betis defender que hay una leyenda que recorre el mundo entero, verde y blanco sus colores, blanco y verde es el sendero. ¿Cómo no van a tener esa ideología si les va el trabajo en ello?

Pues bien, la tesis de hoy defiende que las opiniones de los tertulianos políticos de “El gran debate” -convocados, obviamente, para cubrir las cuotas de izquierda y derecha que la dirección del programa estima adecuadas, y de los que se sabe que defenderán las posiciones en cuya defensa consiste su trabajo- son tan convincentes como los gemidos de las estrellas del porno. Es muy probable que Antón Losada empezara ganando dinero por ser de izquierdas y que Isabel San Sebastián empezara ganando dinero por ser de derechas, pero en este momento Antón Losada es de izquierdas para ganar dinero e Isabel San Sebastián es de derechas para ganar dinero. ¿Qué credibilidad puede tener la ideología de alguien cuyo trabajo consiste en tener una ideología determinada? Ninguna, salvo que sea Jorge Verstrynge.

No hay comentarios:

Publicar un comentario