Una decepción recorre el mundo de la paleontología humana. Desde el reciente descubrimiento del homo floresiensis y de su muy cercana fecha de extinción, los investigadores jugueteaban con la idea de poder encontrar en un recóndito paraje, separado por barreras geográficas del resto de la evolución planetaria, alguna desconocida especie de homo todavía viva, un hombre que sin ser sapiens mereciera aquel calificativo y nos colocara en el fascinante escenario -ético, político, filosófico, médico...- de la convivencia con otra especie humana diferente a la nuestra. Y hace pocas semanas que el Journal of Improbable Paleontology dio cuenta de lo que parecía ser este hallazgo tan anhelado: en una isla perdida del archipiélago de Cuatro llamada “Un príncipe para Corina” se habían encontrado ejemplares vivos cuya anatomía no dejaba dudas acerca de su condición homínida, si bien las peculiaridades en su desarrollo mental impedían que pudieran ser considerados sapiens. El hallazgo del que se llamó homo corinensis u homo trospidensis sacudió la paleontología y sus disciplinas afines en lo que muchos consideraron el descubrimiento científico más importante de las últimas décadas, que probablemente ponía final a la búsqueda del eslabón perdido.
Pero no. Era fula. Anteayer se difundieron por la red imágenes que muestran a alguno de los homo corinensis actuando en papelitos secundarios en series como “Cuéntame” o “La que se avecina”, por lo que las opiniones más autorizadas en paleoantropología están empezando a valorar que estamos ante otro fraude, parecido a aquél que conmocionó el mundo de la ciencia en los años 50 cuando se descubrió que el hombre de Piltdown era en realidad una mezcla de restos de humanos y monos pegados a lo loco con pegamento Imedio. No es otra especie animal, son actores -actorazos, por cierto- rodando un chou de entretenimiento falso reality para que Cuatro haga caja con el engaño. Resuelta esta cuestión, la investigación comenzará a buscar en breve homínidos no sapiens entre los espectadores que continúen viendo las andanzas del corazón de Corina.
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