Hace unos días dedicamos a “Letris”, el nuevo concurso de las tardes de La 1, una “apología en contra”, o sea, que lo elogiábamos criticando “+Gente”, el programa al que sustituía. Hoy toca completar el círculo y vamos a dedicar a “+Gente” un “ataque a favor”, o sea, que lo atacaremos elogiando “Letris”, el programa que lo sustituye. A divertirse.
“Letris” es un concurso bueno.
Sencillo y bueno. De los que da gusto ver y no da vergüenza que te pillen
viendo. En la línea de otros concursos amables de media tarde de TVE como
fueron “Quatro” y “Lingo”. Así que da gusto implicarse y dejarse llevar por los
juegos que plantea con las letras y las palabras. Además ha conseguido lo que
parecía imposible: que por contraste “+Gente” pareciera aún peor de lo que ya
era.
En efecto, mientras se emitía, “+Gente”
parecía un monumento a la superficialidad y la tontería impropio de una cadena
pública (a no ser que, ay, suscribamos la pose ultrapija de la delegada del
Gobierno en Cataluña, María de los
Llanos de Luna, que visitando hace unas semanas el superhiperexclusivo Real
Club Tenis de Barcelona soltó al canal autonómico 8TV esta perla: “Es importante que haya gente pija y rica
porque luego son los que consumen y gastan”). Pues bien, desde que en su
lugar se emite “Letris”, y sabiendo que el estreno de este se pospuso porque en
TVE estaban empeñados en salvar “+Gente” con remodelaciones y cataplasmas
varias, ha ocurrido el milagro: siguiendo el nuevo dicho “otro vendrá que peor te hará”, “+Gente” ha logrado empeorar en
nuestro recuerdo.
“Letris” nos propone ordenar una
palabra desordenada y no sale el debut de una maniquí en la pasarela. Nos
propone formar palabras con letras que van cayendo y no sale una maniquí
hablando de lo bien que lleva su carrera. Nos propone buscar palabras
escondidas en otras palabras y no sale una maniquí hablando de cómo prepara el
verano. Nos propone reconstruir palabras troceadas y no sale una maniquí
hablando de que pospone la maternidad para continuar con su trabajo. Nos
propone arrastrar letras para formar palabras y no es necesario que sean
“maniquí” ni, peor, “modelo”; o, peor aún, “top model”. Pues viva “Letris”.
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