Da igual hacer dejado atrás esa fase en la que uno quedaba mirando Intereconomía y 13TV llevado por la fascinación por lo cutre. Da igual haber superado los momentos de flaqueza en que el espíritu atormentado sufre los ataques de la pregunta “¿qué barbaridad estarán diciendo ahora y me la estoy perdiendo?”. Da igual haber escapado del “me estoy quitando, me estoy quitando: ya solo veo TDT party, ay, de vez en cuando”. Puedes recaer en cualquier momento. Abres YouTube y aparece en la página principal ocupando el centro de la pantalla. Título: “Salvador Sostres: ‘Una mujer no debería entrar en un restaurante de más de 100 euros’”. Pantalla partida: en una mitad sale Sostres ante un cartel en el que se lee “ato al agua”; en otra, una mujer apesadumbrada ante un cartel de ETA. Uf, ¿le doy, no le doy? Vaya por Dios, le doy.
Resulta que el cartel de ETA no tiene nada que ver, será que
está ahí siempre. Lo que pasa es que sostiene Sostres que las mujeres son mal
negocio para los restaurantes porque comparten platos, gastan poco, si van con
hombres no les dejan comer y beber en paz, y solas o con amigas no van nunca. Es
así porque “no son capaces de disfrutar”
y “el lujo en los restaurantes es un
concepto masculino”.
Epicuro no
estaría de acuerdo con Sostres, pues tanto el hombre como la mujer son capaces
de disfrutar del placer de la comida y de los alimentos que, como nos explicó el
profesor Santiago Escudero, “colorean” la vida. De hecho en su
comunidad, el Jardín, había mujeres y hombres sabios buscando juntos la
felicidad a través del placer. Por eso los autores cristianos los despreciaban
y hablaban de “los cerdos del jardín de
Epicuro”. Es más, si Sostres quiere expulsar a los “poco rentables” de los
restaurantes no debería echar a las mujeres sino a quienes, hombres o mujeres,
defiendan el valor del ayuno, la austeridad, el dolor y la mortificación de los
sentidos, quienes consideren el mundo un valle de lágrimas que junto al cuerpo
y el demonio tientan al ser humano y lo alejan de la virtud, quienes hablen del
pecado de la gula, de atar los deseos, de apetitos desordenados. A ver si el
TDT party le permite decir esto como le permitieron decir lo otro sin saltarle
al cuello.
Fase a fase has descrito mis experiencias con el TDT party...ahora me encuentro mas bien en la "metarelación"...desintonizar esos canales...la tranquilidad del zapping ha vuelto!...sólo rota por mi intento inútil de escapar del gritito de Sobera en el anuncio....Uauh!
ResponderEliminarSí, yo he borrado esos canales. Se puede hacer. Una vez pasada la etapa morbosa, la verdad es que se vuelven muy poco interesantes.
ResponderEliminar