La presencia de un programa como “Astro TV” en las madrugadas de laSexta no sólo repugna a la
razón, sino que provoca vómitos a la fe. Como no es posible, sin que repugne a
la razón, que un espectador pase de acompañar un viernes a Gloria Serra en
“Equipo de investigación” a soportar en la madrugada de un sábado el asqueroso
mamoneo que se trae entre manos el equipo de adivinos de “Astro TV”, es de
suponer que hay espectadores que se enganchan a “Astro TV” porque sí, porque les
apetece, porque les gusta, porque les ayuda a dormir o porque quieren relajarse
un rato. Y eso provoca vómitos a la fe porque, como decía Diderot, la
superstición ofende más a Dios que el ateísmo. Es decir, la creencia
supersticiosa en adivinos, echadores de cartas, médiums y demás estafadores
ofende más al dios de las televisiones que los ateos que no creen en “Salvados”.
Puede que laSexta no elimine “Astro TV” de su parrilla por el mismo
motivo por el que santo Tomás de Aquino creía que Dios no había eliminado del
mundo todo aquello que da al ser humano una ocasión de pecado: sin “Astro TV” y
sin la ocasión de pecar, una parrilla televisiva y el mundo estarían
incompletos. Es posible que una cadena televisiva sin “Astro TV”, sin “Gran
hermano”, sin “Cuarto milenio”, sin “Ganing casino” o sin “Gandía Shore” esté
tan incompleta como un mundo sin ocasión para pecar de soberbia, de avaricia o
de pereza pero, con perdón de santo Tomás, prefiero verlo de otra forma. Elrond
dice en “El señor de los anillos” que nada es malo en un principio, y que ni
siquiera Sauron lo era. Los adivinos de “Astro TV” no eran malos en un
principio. Ellos querían estudiar física o astronomía, pero les pudo la pereza y
prefirieron ganarse la vida con el tarot y la astrología. Los adivinos de “Astro
TV” y Sauron eligieron mal porque eligieron el mal. Y laSexta hace también mal
cediendo tiempo y espacio a “Astro TV” porque no es lo bastante valiente como
para prolongar su apuesta por programas como “El intermedio”, “Salvados” o
“laSexta columna” al horario de madrugada. Un adivino es tan peligroso como
Saruman, pero todos los adivinos habrían querido ser astrónomos y estoy seguro
de que a Saruman le habría gustado terminar sus días fumando una pipa con
Gandalf.
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