El domingo por la noche, “Redes” dio en La 2 el impulso que necesitaba: “Al cerebro le cuesta hacer cualquier actividad. Busca excusas, intenta retrasar el momento de empezar. Esto es la procrastinación”. Coño, justo lo que le pasa a mi cerebro con el artículo que tenía pensado dedicarle al morro que le echa el cerebro del Eduardo Punset metiendo enchufado en su programa al cerebro de su hija Elsa Punset. Desde que empezó la actual temporada de “Redes” y vi que el ñoño cerebro de Elsa tenía una sección fija a su disposición pensé que había que denunciarlo, pero se conoce que mi cerebro empezó a buscar excusas y retrasó el momento de ponerme a ello. Hasta ahora.
“La técnica de los
cinco minutos permite superar la procrastinación. Como al empezar una
actividad, el cerebro experimenta ansiedad hasta que logra terminarla, la
técnica consiste en abordar la tarea que nos da pereza solo cinco minutos. Es
un tiempo fácil de afrontar y podemos estar seguros de que esos pocos minutos
de actividad crearán la suficiente actividad mental como para que el cerebro ya
no quiera detenerse hasta conseguir terminarla”. Pues cojonudo: pongo a mi
cerebro a escribir al cerebro de Punset durante solo cinco minutos y ya luego
será el pringao de mi cerebro el que quiera acabarlo.
Verás, cerebro de Punset, no se trata simplemente de decirte
lo sosito que es el cerebro de tu hija Elsa, sino de afearte que ahora una
sección de “Redes” se llame “La mirada de Elsa”, que es justo el nombre de la
persona que en su cráneo alberga al cerebro de tu hija. A esto hay que sumar lo
antiestético que resulta que el programa sea una coproducción del Grupo Punset
Producciones. Semejante descaro no deja nada a la imaginación: es sin duda un
caso de nepotismo cerebral a calzón quitado. Mira que con la de cerebros que
hay por ahí dedicados al tramposo mundo de la autoayuda, tuviste que fichar
justo el cerebro de tu hija. Como se entere Punset de este escándalo te va a
montar un pollo que lo vas a flipar.
Novedad. Lo afirman en "4 minutos".
ResponderEliminarEl cerebro de Punset y Punset han roto; ya no se hablan. Se detestan.