Nadie es boy scout, ni siquiera los boy scouts. No confío en nadie. Dar y tomar,
bienvenidos a Washington. Son frases del congresista Francis Underwood en el
primer capítulo de la serie “House of Cards” (Canal+). Bienvenidos al mundo
real.
El director de “House of Cards” es David Fincher (“Seven”, “La red
social”), el protagonista es Ricardo III, es decir, Kevin Spacey, y el guionista
es Beau Willimon (“Los idus de marzo”). Casi nada. El resultado de tanto talento
junto no es sólo un thriller político que puede verse como el reverso tenebroso
de “El ala oeste de la Casa Blanca”, sino una serie de terror que deja a los
personajes de “American Horror Story” a la altura de la familia Trapp. Si han
visto “El silencio de los corderos”, seguro que recuerdan la cara de Hannibal
Lecter en su primer encuentro con la agente del FBI Clarice Starling. Si han
visto “House of Cards”, seguro que no olvidarán jamás la cara de Francis
Underwood cuando mira a la cámara y confiesa a los espectadores su intención de
vengarse del presidente de los Estados Unidos por no haberle nombrado secretario
de Estado. Hannibal Lecter, el psiquiatra caníbal de “El silencio de los
corderos” que reconoce que se comió el hígado de un tipo acompañado de habas y
un buen Chianti, da miedo. Pero Francis Underwood, el congresista que se mueve
por los pasillos de Washington con elegante y fría crueldad, da mucho miedo. Y
Claire, la implacable esposa de Francis, da muchísimo miedo. Es fácil defenderse
de un psiquiatra caníbal. Es imposible defenderse de un político
caníbal.
David Fincher dice que su serie no da cucharadas de azúcar a la
audiencia, como hacía Frank Capra en sus películas. Es cierto. Por eso Canal+ no
puede aterrorizarnos todos los jueves con “House of Cards” y mandarnos luego a
la cama a tener pesadillas. ¿Por qué no emitir la película de Capra “Caballero
sin espada” después de cada capítulo de “House of Cards”? Podemos enfrentarnos
sin espada al horror de “House of Cards” y a la mirada de Kevin Spacey, pero
necesitamos tener a nuestro lado a James Stewart.
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