La renuncia del papa puede verse desde diferentes prismas:
unos dirán que es una maniobra de distracción del PP para deshacerse del
exmarido de Ana Mato sin que se note
mucho, otros que los turistas que visiten Roma los próximos meses van a
encontrar alojamientos más caros y la Capilla Sixtina cerrada, y otros, como la
Fundéu (Fundación de Español Urgente), aprovechan para recordar que “papa” se
escribe en minúsculas, y que ni “dimite” ni “abdica”, sino que “renuncia”.
Mientras, Wert se replantea la
importancia de la cultura clásica al oír el mensaje papal en latín.
Aquí miramos a través del prisma televisivo. La tele ayer se
abalanzó sobre la noticia del día, claro, produciéndose alguna curiosa
situación: Antena 3 emitió el capítulo de “Los Simpson” en el que Bart y Homer se hacen católicos. Marge
dice al reverendo Lovejoy que no van
a la iglesia porque están “bajos de
forma” (¡casi la razón de la renuncia papal!), y este replica: “¿Es eso o están bajo el hechizo de un
hombre con un gorro blanco?”. Marge (“No
estuve cambiando los pañales a Bart para que ahora me salga católico”)
intenta recuperar a su hijo, pero no lo logra: “Lo siento mamá, pero esto es la Iglesia Católica, las tías aquí ni
pinchan ni cortan”. Al final Bart pone paz entre católicos y protestantes: “Las tres chorradas que nos separan no son
nada al lado de las mil tonterías que nos unen”.
El interregno papal abre una nueva era televisiva. Las
tertulias tienen tema nuevo y darán un respiro a Rajoy y el rey. Jaime
Peñafiel será desplazado por Paloma
Gómez Borrero. Los conflictos de “Mujeres y hombres y viceversa” serán
desplazados por el análisis de la función del camarlengo. “Solo moda” preparará
una retrospectiva sobre las innovaciones estilísticas aportadas por el papado
de Benedicto XVI. Pero, sobre todo, lo que está en juego en la televisión de
los próximos meses es comprobar de parte de quién se pondrá, en el duelo en la
cumbre por la supervivencia entre Intereconomía y 13tv, el Espíritu Santo.
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