11/1/13

VEO, VEO


Este año 2013 que acabamos de comenzar, “Cuarto milenio” (noche de los domingos en Cuatro) va a ser un programa turbador. Lo veo. Tratará asuntos sorprendentes desvelando sus aspectos más portentosos gracias a que atenderá las facetas más extrañas y buceará en los datos más desconocidos de los enigmas que nos inquietan, ofreciendo una perspectiva desconcertante que hará sentir a sus seguidores que caminan por territorios impenetrables en pos de lo maravilloso. Lo veo, veo.

Y qué decir de Íker Jiménez. Este año va a ser un presentador fabuloso. Lo veo. Como amante de lo extraordinario se enfrentará a insólitos fenómenos que esconden misterios inexplicables, prodigios admirables, hechos inusitados y acontecimientos incomprensibles. Lo veo, veo.

Es que, no lo puedo evitar, a primeros de enero siento cómo me suben por aquí como unos escalofríos que ustedes dirán que son por el frío, pero de eso nada: es que se apoderan de mí unos poderes extrasensoriales talla extragrande que me permiten adivinar qué nos deparará el próximo año televisivo. Y lo que veo es que en 2013 “Cuarto milenio” va a seguir con las mismas monsergas, los mismos trucos y las mismas mentiras envueltas en la misma palabrería. Uy, perdón, que se me olvidaba utilizar la palabrería esa que es lo divertido. A ver ahora: “Cuarto milenio” va a seguir con las mismas monsergas insólitas, los mismos trucos misteriosos y las mismas mentiras milagrosas que permiten a su conductor hablar y hablar con una supuesta actitud investigadora en la que no investiga nada porque este tipo de espacios nunca trataron ni tratarán de explicar nada ni de arrojar luz sobre ningún asunto.

Así que,  un año más, el negocio de Jiménez seguirá estando precisamente en oscurecer aquello de lo que se ocupa, en renunciar a explicar nada porque previamente lo llama “inexplicable”, en apagar luces y sumirlo todo en unas tinieblas tan pretenciosas y tramposas como las que inundan su plató. Y que nadie se enfade conmigo: solo soy un instrumento por el que se canalizan unos extraños poderes gracias a los cuales veo, veo lo que veo, veo.

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