Habría sido la bomba que el rey hubiera salido esta semana en
la tele protagonizando “Comando actualidad” (noche de los miércoles, en La 1).
Ahora que tanto le preocupa mejorar su imagen, hubiera sido la ocasión perfecta
para que saliera en plan campechano, mezclándose con sus súbditos, y así
recuperar aquella expresión que tanto juego dio en los idealizados años de la Transición : “El rey, como uno más…”. Si es que como
lo de antes no hay nada.
“Comando actualidad” estuvo esta semana dedicado a los negocios
que se transmiten de padres a hijos, a los oficios familiares; y hubo de todo.
Desde la mayor saga médica del mundo a rancios linajes de enterradores,
cocineros, floristas, churreros, ganaderos o fruteros desfilaron por “De tal
palo, tal astilla”. Pero faltó una familia española (bueno, y francesa y
griega) que le da veinte vueltas a todos en el arte de transmitir la profesión paterna
a la siguiente generación: la familia real.
Qué pocos reflejos tuvo TVE que no llamó al rey para
participar. Hasta hubieran podido incluir lo emocionante que resulta saber que
los análisis genéticos confirmaron estos días que su tataratío tatarabuelo, Luis XVI de Francia, es tataranietísimo
del rey de Francia, Enrique IV,
quien precisamente es tatararatatarabuelísimo directo de nuestro rey de España.
Se le eriza a uno la piel y le entran escalofríos solo de pensarlo. ¿Y qué me
dicen de la ocasión perdida para mostrar la complicidad del rey y el príncipe
charlando acerca de cómo llevar el negocio? Imagínense: “El rey, como uno más, trabaja en lo mismo que su privilegiado linaje
desde hace siglos y siglos”, “El rey,
como uno más, espera que su hijo continúe el cómodo oficio familiar con orgullo
y satisfacción”, “El rey, como uno
más, habla con su hijo de lo desconcertante que es este trabajo en el que, aun
siendo rey, se continúa siendo como uno más”. Son imágenes que solo podrían
superarse si saliera a la luz una grabación en Súper 8 de ese simpático momento
en que preguntaron a Felipe de Borbón
hace 40 años qué quería ser de mayor y dijo: “Rey, como papi”. Para comérselo.
O aquella antigua tradición, extendida en tantos pueblos y hoy perdida, de la que ya nadie habla, en la que el cura había elegido su vocación, "para hacer como mi padre".
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