7/1/13

LA ENTREVISTA NUEVA DEL EMPERADOR


(Esta entrada ha sido escrita en colaboración con Hans Christian Andersen)

Hace mucho mucho tiempo, en un país muuuy lejano, un emperador estaba preocupado porque sus súbditos no apreciábanle ya como habían hecho a lo largo de su mandato. Ese año había habido ciertos entuertos con miembros de su familia y el emperador había sido sorprendido folgando en demasía en tiempos en los que el pueblo lo pasaba mal. Así que intentaba mejorar su imagen, mostrarse de una forma que le ganase de nuevo el cariño de sus súbditos. Presentóse entonces en palacio un periodista muy afamado, un viejo entrevistador excelentemente acreditado, y ofrecióle al monarca una entrevista excelsa, un retrato y una glosa dialogada de sus virtudes tal que todo aquél que la viere apoyaría sin fisuras la causa del emperador. Advirtióle, eso sí, que la entrevista sería mágica y tan prodigiosa que nadie que no fuera profundamente monárquico podría apreciarla. El emperador, escuchando a sus consejeros, aceptó la oferta del charlatán. Concertóse tal entrevista y emplazóse al pueblo en los jardines del palacio para escucharla.

El presentador parloteaba, parloteaba y parloteaba sin que el emperador se atreviera a interrumpirle. No viéndole ningún sentido a nada de lo que se decía allí, disimulaba su extrañeza por miedo a delatarse como un gobernante que sabe que la monarquía es un timo. Cuando llegaba su turno, igualmente el monarca parloteaba banalidades, titubeaba, encajaba necedades rimbombantes que le habían escrito sus asesores. Muchos de los periodistas que encontrábanse allí hacían sus crónicas alabando la entrevista y dando volumen en sus análisis a trivialidades irrelevantes para quedar a salvo de toda sospecha acerca de su comprensión de la charla.

Y entonces un niño, espontáneo y harto de la farsa, levantóse entre la multitud y gritó sonoramente: "¡Esto no es una entrevista! ¡Esto es una estafa y una tomadura de pelo!". El comentario se extendió entre los presentes, y el emperador y el entrevistador, ante el malestar y la agitación que empezaban a manifestarse en los jardines, corrieron a refugiarse en palacio.

1 comentario:

  1. Manuel Tirado, no te vamos a leer, y menos con estos métodos. No te molestes.

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