8/1/13

EL ARCA MISERABLE


Noé soltó una paloma. Ésta regresó pronto al no encontrar dónde posarse. Pocos días después volvió a soltarla y volvió con una rama de olivo en su pico, lo que indicó a Noé que las aguas habían retrocedido y ya afloraban terrenos en donde pudieran crecer los árboles -los famosos olivos del monte Ararat, que nacen y crecen en pocos días-. Supo entonces que el castigo del diluvio había terminado. Yo construyo un arca todos los diciembres y me encierro en ella a partir del día 22. Mientras de fondo se oye la salmodia blasfema de San Ildefonso, subimos al arca una pareja de capítulos de las mejores series del año y yo. Nos encerramos huyendo del diluvio de la Navidad. Semanas más tarde, perdida ya por completo la noción del tiempo de tanto “Breaking bad”, “Treme” y “Boss”, suelto una paloma para que se pasee por las ventanas del vecindario y eche un vistazo a sus televisores. Si vuelve con las patas llenas de restos de especiales navideños de “Pasapalabra”, resúmenes de Martes y Trece o anuncios de Fofito, sigo encerrado y reviso “Black mirror” por enésima vez. Cuando regresa limpia de publicidad de colonias entiendo que el peligro ha pasado. Abrimos la compuerta del arca. La luz de enero, hecha de lágrimas, arenita mojada y zumo de limón, nos ciega durante un instante. Empezamos a respirar aire fresco.

Woody Allen en “Annie Hall” divide la condición humana entre lo horrible y lo miserable. Lo horrible tiene que ver con espantosas enfermedades y deformidades, lo miserable es todo lo demás. Sostengo que la televisión también puede ajustarse a esa distinción. La televisión miserable es “Sálvame”, “El programa de Ana Rosa”, “Mujeres y hombres y viceversa”, “Cuarto milenio”. La televisión horrible es “Sálvame”, “El programa de Ana Rosa”, “Mujeres y hombres y viceversa” y “Cuarto milenio”, pero en Navidad. He soltado mi paloma y ha vuelto con una rama de olivo en el pico. Comienza un año que cambiará nuestras vidas para siempre. “Deberías sentirte afortunada por ser miserable”, le dice Alvy Singer a Annie Hall.

3 comentarios:

  1. Seguís siendo unos cracs chicos.
    Recuerdos de Mario Costantini.

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  3. Los recuerdos saben a poco, Mario. Manifiéstate.

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