Es culpa mía. Justo antes de ver
el primer capítulo de la serie “Último destino” (AXN) pude evitar enterarme de
que la señorita Carine Felizardo ganó el concurso Miss Bumbum 2012, pero no lo
hice. Pude taparme los oídos para no enterarme de que el concurso Miss Bumbun
elige a la dueña del trasero más bonito de Brasil, pero no lo hice. Pude cerrar
los ojos para no leer las primeras declaraciones de la señorita Felizardo como
Miss Bumbum 2012: “Toda mujer tiene el ego de salir desnuda en la portada de
una revista”. No lo hice. Pude hacer todo lo posible para no enterarme de que
el premio del concurso Miss Bumbum consiste en 5.000 dólares y un contrato con
la revista “Sexy” para posar desnuda en su portada. No lo hice o, como diría
Punset, mi cerebro no quiso hacerlo. Soy culpable. Y mi castigo fue ver “Último
destino” con la frase de Miss Bumbum taladrándome el entendimiento o, como
diría Carine, el ego.
El punto de partida de “Última
llamada” es atractivo, y recuerda a la trama de la película “Marea roja”. El
capitán de un submarino estadounidense recibe la orden de disparar misiles
nucleares sobre Pakistán, pero esa orden proviene de un canal secundario y el
capitán exige una confirmación por el canal principal antes de provocar la
muerte de millones de personas. Como el capitán se niega a lanzar los misiles,
el submarino es atacado, pero finalmente logra ponerse a salvo en una isla. ¿El
capitán y sus marineros son traidores? ¿Son héroes? ¿Dónde están los límites
del deber, del honor, de la amistad? Yo qué sé. Sólo podía pensar en que la
teniente Grace Shepard del USS Colorado, una de las primeras mujeres que
formaban parte de la tripulación de un submarino nuclear, no parecía tener el
“ego de salir desnuda en la portada de una revista”, como Miss Bumbum. La
teniente Shepard ponía tanto interés en demostrar su competencia profesional
como Carine Felizardo en mostrar su trasero, así que durante casi una hora no
pude dejar de preguntarme si el sueño de Grace de servir como oficial en un
submarino nuclear es mejor que el sueño de Carine de posar desnuda en una
revista. Y cuando terminó el primer capítulo de “Último destino”, imaginé qué
ocurriría si el premio del concurso Miss Bumbum consistiera en 5.000 dólares y
un contrato como tripulante en un submarino nuclear. Ya que estamos
acostumbrados a que el mundo se dirija con el culo, no hay razón para que un
submarino nuclear que puede arrasar Pakistán no sea tripulado por un trasero
bonito. Mi ego no entiende nada.
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