En “Skyfall”, la última película de James Bond, el agente secreto británico llora sobre el cadáver de M e insinúa la posibilidad de haber mantenido en el pasado relaciones homosexuales. En “The amazing Spider-Man”, la última película sobre las aventuras de Peter Parker, el joven estudiante neoyorquino es un pijillo guaperas chulito que recorre las calles de la ciudad más hermosa del mundo montado en skate. En “Sálvame Deluxe” se presentó anteayer la nueva temporada de Belén Esteban, y de nuevo nos encontramos con un personaje al que los guionistas han despojado de algunos de sus rasgos más identificativos: ahora es una mujer madura, adulta y serena, no comete excesos tóxicos... ¡y lleva faja! Bond llorica, Peter Parker guaperas y Belén Esteban con faja. ¿Es que no queda nadie que respete la mitología occidental contemporánea?
Incluso la actriz elegida para interpretar a la nueva Belén Esteban 2.0 parece tan discutible como lo es Daniel Craig para ponerle cara a Bond o Andrew Garfield para convencernos de que es Parker. Su trabajo en el papel de Esteban fue convincente en ocasiones, -algunos momentos de llanto contenido, los abrazos a Raquel Bollo-, pero acusó este defecto tan actual de empeñarse en dotar de matices a figuras cuya esencia es monolítica, monocorde y monótona. La nueva temporada de Belén Esteban pretende dar una vuelta de tuerca al personaje ante el agotamiento narrativo al que había llegado en sus últimas historias, pero ¿merece la pena ese giro argumental si hay que pagar el precio de sacrificar algunos de los propios rasgos constitutivos del mito?
El 14 de febrero del 2013 se estrena la quinta entrega de “La jungla de cristal”, titulada “Un buen día para morir”. Os avisamos, guionistas: no vamos a tolerar extravagancias en el personaje de John McClane. No queremos que Bruce Willis interprete a un tío atormentado, cercano al existencialismo francés, con un turbio pasado que reaparece en esta nueva película, dudas existenciales y secretamente adicto al pegamento. Que no vaya al psiquiatra. Ni claroscuros ni fajas. Nos han cambiado a Bond, a Spiderman y a Esteban. Sólo nos queda McClane para saber a qué atenernos.
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