En su conocido cuento “El pie pequeño de la luna roja”, Marcel Sponville narra con maestría la historia de una tribu africana que comienza a sufrir grandes dificultades para conseguir las piezas de caza de las que se alimenta. Por motivos que no entienden, los cazadores empiezan a volver al poblado con las manos vacías. Se les ocurre entonces variar su estrategia de caza y colocan trampas con la esperanza de atrapar así los leones y los tigres. Al cabo de un tiempo revisan las trampas y descubren que están vacías. Cada vez más desesperados, los cazadores colocan presas menores en medio de la llanura para atraer así a los grandes depredarores que necesitan. Nada ocurre, ningún animal muerde ese anzuelo. Los miembros de la tribu siguen probando y probando estrategias infructuosas: no saben que hace varios años que los leones y los tigres han migrado desde esas praderas a zonas muy lejanas y ya no vive ninguno a muchos kilómetros a la redonda.
Las cadenas se desesperan por captar la audiencia juvenil. Tras el éxito de “Sé lo que hicistéis” se han sucedido muchas partidas de caza que, sorprendentemente, han dado increíbles resultados menguantes. Cuatro sopesó durante mucho tiempo “Guasap” y finalmente lo aparcó de forma indefinida. Y estos días laSexta echó el cierre a “Alguien tenía que decirlo”, infumable programa basura de corazón para veinteañeros y enésima trampa para cazar audiencias jóvenes que resulta estar vacía cuando se abren los audímetros. Como los africanos de Sponville, los programadores televisivos continúan probando nuevas técnicas de caza en un ecosistema del que sus presas hace años que han migrado. No saben que los veinteañeros han huido de la televisión a la pantalla del iPad, en donde sólo ocasionalmente contemplan productos televisivos muy concretos, -clips de pocos minutos colgados en youtube de programas de variedades, series bajadas de la red-. Los cazadores de “El pie pequeño de la luna roja” terminan muriendo de hambre. Salvo los que deciden emigran a la nueva sabana a la que han emigrado sus fuentes de alimento.
1 comentario:
Y lo peor es que no acaban de comprender que han sido ellos mismos los que han ahuyentado a sus propias presas, con el uso intensivo de venenos y demás productos audiovisuales tóxicos, además de la caza intensiva y no sostenible.
Habrá que repoblar, a ver como lo consiguen.
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