Los días siguientes al fin del mundo siempre saben a fracaso.
Aunque solo sea porque un fin del mundo como Dios manda no debería tener días
siguientes. Pues que nos devuelvan el dinero: que nos devuelvan el tiempo
perdido viendo en la tele todas las explicaciones ridículas, aclaraciones estúpidas
e inquietanes mensajes tranquilizadores que nos colocaron durante todo 2012 y
especialmente esta última semana.
Podían empezar por aclarar que no se trata de interpretar de
una forma u otra lo que hayan dicho los mayas sobre el Apocalipsis, porque toda
su sabiduría milenaria es irrelevante y tiene nulo valor como predicción
cosmológica. Es tan irrelevante y tiene tanto valor como lo que hayan dicho al
respecto los antiguos chinos, indios, asirios, egipcios, incas, judíos, sumerios,
aztecas, hititas, micénicos, celtas, griegos, romanos, el flipao de san Juan y el tontorolo de Nostradamus: cero, nada, tururú.
Tras el sorteo de la lotería de Navidad, la tele dedica un
día de emisión a los sueños cumplidos por el gordo. Vale, pero después no
dedica otros 99.999 días a los sueños incumplidos por los números restantes
(una emisión que duraría casi 274 años ininterrumpidos, de media). Pero es que
tampoco la tele está rematando el fin del mundo maya como se merece: con una tromba
de análisis, explicaciones y estudios inundando toda la programación televisiva
que detallen los miles de predicciones apocalípticas fallidas que lleva la
humanidad a sus espaldas. Aunque, viendo el perfil de los personajes televisivos
que se interesan por estas cosas, mejor que una inundación nos vendría un “calabobos”,
a ver si empapa donde tiene que empapar, ¿verdad, Íker Jiménez? Han de reconocer ustedes que un remate así sería el
mejor comienzo para iniciar una nueva era en la que lograr, al fin, el fin del
mundo de tanto fin del mundo.
Apocalipsis No http://histericapeninsula.blogspot.com.es/2012/12/apocalipsis-no.html
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