¡Alberto, tío,
páralo todo que esto te lo arreglo yo! Va en serio, colega, detén esa reforma
judicial que te traes entre manos que… Ay, perdón, señor Ruiz-Gallardón, es que me entusiasmo, me acelero y con las prisas
pierdo las formas. No debería tomarme tantas confianzas, pero es que esto que
traigo entre manos es gordo. Tan gordo como que no va a hacer falta condenar al
repago a los ciudadanos por acudir a la justicia…¡y a la vez tu colega Cristóbal Montoro va a recibir lo que
quiere: engordar Hacienda haciendo caja en los juzgados, que es de lo que se
trata!
Andan las cosas tan mal que si los españoles tuviéramos
presupuesto para viajar, por ejemplo a la India, podríamos decir que desde
fuera España se ve mejor pero desde dentro dan ganas de llorar. Mantengamos la
calma. ¿No disponemos de una burbuja aún mayor que la burbuja inmobiliaria,
pero con la ventaja de que aún sigue creciendo y no corre peligro de estallar?
Sí: la inmensa burbuja rosa del corazón y el famoseo. Pues que paguen quienes
viven de ella. Que lo paguen todo. Lo suyo y lo de los demás. Un pastizal cada
vez que pasen por un juzgado a dirimir esas trifulcas artificiales que generan
constantemente como parte del espectáculo.
¿Es injusto? Si, por supuesto, pero es más injusto que,
mientras en el Parlamento Gallardón aprueba que los ciudadanos tengamos que
pagar por acudir a los juzgados a resolver nuestros problemas, los jefazos del
imperio Mediaset (capital Telecinco) emitan un comunicado enfadados porque hay
juzgados que se quejan de estar colapsados con el trabajo que generan los
constantes pleitos, demandas, denuncias y querellas que genera la industria
televisiva del corazón para alimentarse a sí misma, para mover el motor que
mantiene el negocio en marcha, para mantener encendida la hoguera en la que nos
están cocinando a fuego lento. A por ellos, que esos sí que pueden pagar tasas
sin tasa.
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