Los que hemos acompañado a James Bond desde que Sean Connery liquidó al doctor Julius No en “Agente 007 contra el doctor No” hasta el enfrentamiento de Daniel Craig con Raoul Silva en “Skyfall”, hemos disfrutado estas últimas semanas en Antena 3, laSexta y laSexta 3 con el caótico pero completo repaso a la carrera del agente británico con licencia para matar. Los viejos seguidores de Bond estamos dispuestos a discutir si el mejor 007 es Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan o Daniel Craig. También aceptaremos discutir si “Desde Rusia con Amor” es la mejor película de Bond, si “Vive y deja morir” es la peor, si Ernst Stavro Blofeld es el mejor malo e incluso si Vesper Lind debería resucitar para que todos (incluido Bond) tuviéramos el placer de disfrutar una vez más con Eva Green. Personalmente, estaría dispuesto a discutir con cualquiera que no estuviera de acuerdo con mi correcta opinión acerca de la mejor “chica Bond”: no es Ursula Andress ni Halle Berry, sino Judi Dench interpretando a M. He dicho. Lo que ningún adicto a las aventuras de 007 discutirá jamás mientras ve una película de 007 es si Bond es un fascista o sólo un caza recompensas con pajarita.
Si queremos encontrar en las películas de Bond rasgos fascistas, machistas o racistas, los encontraremos. Bond puede ser un idiota moral, un acosador, un cínico, un asesino a sueldo o un despilfarrador de recursos públicos. Un hombre sin ideología ni corazón, un tipo brutal al que no le importan los medios y no cuestiona los fines. Discutamos todo eso, pero en la calle. No en el cine. No en el sofá, mientras vemos en laSexta 3 cómo Bond se enfrenta a Francisco Scaramanga en “El hombre de la pistola de oro”. El congresista estadounidense Joe Starnes afirmó en 1938 que en el teatro griego había comunistas, y que el “señor Eurípides” era culpable de enseñar conciencia de clase. Hasta esa enorme tontería puede ser discutida. Pero en la calle, por favor. No en el teatro. No en el sofá, mientras leemos cómo Electra y Orestes planean el asesinato de Clitemnestra. Discutamos en la calle si Bond es fascista y si Eurípides es comunista, pero dejemos en paz la magia del cine y el teatro mientras dure la película y la representación. Ssssshhhhhhhhh.
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