Ya nadie cree en los viejos dioses. Lo dijo, cantó y contó tocado
por las musas Rafael Álvarez “El Brujo”
este verano en el teatro romano de Mérida: “¿Alguien pone hoy en día en la
casilla de la Declaración de la Renta ‘lo mío para Apolo’. No. Ya se sabe que lo de Apolo va todo para el obispado”. Pero
una cosa es que hoy no creamos en los viejos dioses y otra que olvidemos los
mitos y leyendas de aquellos lejanos días en que los hombres se quejaban de los
dioses y les culpaban de sus males cuando eran ellos los que, por su demencia,
agravaban su propio destino.
El maestro Santiago
Escudero nos enseñó que los mitos de ahora se cuentan en el cine y la tele.
Es de justicia, entonces, que sea la tele la que, además de cantar a los
modernos héroes de la cultura popular (de Homer
Simpson a Messi, de Juan Pablo II a Obama), resucite las viejas historias que fertilizaron el suelo que
pisamos. Desde hace mes y medio lo hace La 2 emitiendo cada domingo por la
noche una entrega de la serie “Mitos y leyendas”. Ojo a esto: es una serie
nacional con una factura impecable y está apoyada por una página web en rtve
que hará la delicia de aficionados, curiosos y profes de instituto (va por ti, Monse).
Háganse una idea de lo cuidadas que están sus imágenes y las
animaciones por ordenador que cae en los errores de quien apunta tan alto que
olvida lo básico. Anteayer hablaron de los 12 trabajos de Hércules muy por encima porque cada capítulo dura menos de 25
minutos. Nombran el primero, la muerte del león de Nemea, y mostraron la
silueta de un guerrero que mata un león con su espada y la sangre sale a
borbotones (en plan “300”
y “Spartacus”, esto que se lleva ahora). Muy chulo y técnicamente perfecto, pero
la gracia de ese trabajo está en que la piel del león de Nemea era impenetrable
y tuvo que matarlo estrangulándolo. Después se fabricó una armadura de piel
invulnerable gracias a que lo desolló usando las garras del propio león. Una
treta propia de Ulises, aquel hombre
astuto que vagó largo tiempo después de destruir el alcázar sagrado de Troya.
El mito (haciendo referencia al chándal de "Monse") y el logos,señalandote a ti,no se si te acordarás de aquella escena en plena Roma,yo en efecto,sí Antoñín jajaja.
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