No es un extraterrestre vestido de forma un poquito ridícula, como
Superman. No es un médico llamado Donald que se convierte en Thor cuando golpea
su bastón de madera contra el suelo, transformándose en el martillo Mjölnir. No
es un ser humano que vive en el mar y que recurre a los “poderes oceánicos”
para hacerse fuerte y veloz, como Aquaman. No le fue implantado sobre su
esqueleto una cobertura de adamantium, un material de dureza extrema y
biocompatibilidad, ni posee poderes regenerativos, como Lobezno, uno de los
X-Men. No tiene supervelocidad, como Flash. No es el hombre invisible, porque
se le ve. No es la Antorcha Humana.
Por supuesto, no es el Capitán América, así que no fue inyectado con un supersuero
que le convirtió en el soldado perfecto armado con el escudo perfecto. No
recibió la picadura de una araña radiactiva y no puede trepar por las paredes,
como Spiderman. No es La Cosa. No
es un multimillonario con un traje chulo que lucha contra el mal, como Batman.
No es un multimillonario con armadura chula que lucha contra el mal, como
Ironman. No es un tipo que perdió la vista cuando un producto radiactivo
salpicó sus ojos que, a la vez, mejoró sus otros sentidos, y que lucha contra
el mal oculto tras un disfraz rojo y el nombre de Daredevil. No es capaz de
generar agujeros de gusano para viajar a cualquier lugar del cosmos ni puede
atravesar materiales sólidos, como Linterna Verde. No es como Bruce Banner, que
cuando se enfada se convierte en Hulk. No es el Hombre Enmascarado, porque no
lleva máscara. Ni siquiera es el Capitán Trueno, ni El Jabato, ni Astérix
después de beber la poción mágica. Sólo es Tintín.
“Las aventuras de
Tintín: el secreto del Unicornio” (Canal +) es una película de Spielberg que no
llega ni a los talones de los cómics de Hergé, pero es una buena película y una
buena manera de encontrarse (o reencontrarse) con Tintín. Un superhéroe con
tupé y pantalones bombachos que no tiene nada de súper, un periodista que no
escribe, que vive con su perro Milú, que sólo da un puñetazo cuando no hay más
remedio y que odia las armas. Tintín es un viajero incansable y un aventurero
maravilloso. Tintín. Un héroe tan rico y sencillo como un bocadillo de
mortadela. Es mi opinión, y yo la mantengo.
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