No, no nos lo podemos permitir. No nos podemos permitir
programas como el que anteayer por la noche emitió La 1. Es una locura que para
que “Comando actualidad” emitiera el demoledor “¿Nos lo podíamos permitir?”
unos cuantos (ir)responsables públicos convencieran a los españoles de que nos
podíamos permitir infraestructuras y obras públicas de relumbrón pero escandalosamente
innecesarias y desproporcionadas.
Cuando se quiere que los espectadores nos riamos viendo la
tele, se pueden hacer programas con público que se ría en directo. Así, los
espectadores sabremos cuándo nos tenemos que reír, se nos contagiará el
cachondeo y nos lo pasaremos mejor. Pero también se puede conseguir similar
efecto con risas enlatadas y te ahorras una pasta. Con los aplausos del público
en directo pasa lo mismo, y si no que se lo pregunten a Mariló Montero en “Las mañanas de La 1” , que ya no tiene público.
Pues con los abucheos, igual. Si lo que quería conseguirse
es que viendo la tele nos indignáramos más de lo indignados que ya estamos no
tenía por qué hacerse un programa como el “¿Nos lo podíamos permitir?” de “Comando
actualidad”. Podían haber hecho un espacio de denuncia flujucho con abusos de
tres al cuarto en el que, eso sí, se intercalaran estratégicamente abucheos
enlatados y pitadas precocinadas. Ya con eso los espectadores sabríamos cuándo
hay que abuchear y pitar aunque la cosa no fuera demasiado grave. Lo que no
tiene sentido es que para que el programa nos removiera las entrañas y nos
pusiera enfermos de ira se tuviera que hacer el enorme e injusto gasto que
supone el pelotazo de la construcción del aeropuerto del abuelo, la autovía del
abuelo, el centro de congresos del abuelo y la madre que parió al abuelo y su puñetera
casta.
Ahora falta la segunda parte de “¿Nos lo podíamos permitir?”
donde nos enseñen las placas de inauguración, de no inauguración, de primera
piedra y de falta de la última piedra, con el nombre y apellidos del abuelo
correspondiente para tomar nota.
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