¿Cuántos creyentes en Anne Germain han dejado de serlo gracias a la denuncia de fraude que un ex trabajador de su equipo ha divulgado por los medios de comunicación? Ninguno. Cero. Nadie. Como sabrán, este fin de semana un ex colaborador de "Más allá de la vida" desveló en un diario de difusión nacional los trucos que la evidente vidente de Telecinco utiliza para montar sus patrañas sobre comunicaciones paranormales con ex personas ahora residentes en el Great Beyond. Teniendo en cuenta las proezas que hemos visto hacer a gente como Juan Tamariz o Jorge Blass, las performances de Germain no serían dignas ni de formar parte de la caja más elemental de Magia Borrás. Pero, aun así, miles y miles de seguidores llenan las salas donde actúa y atiende a sus shows televisivos con el convencimiento de estar presenciando un contacto sobrenatural entre Anne y, pongamos, el difunto hijo de Carmen Bordiú. ¿Cuántos de estos seguidores van a dejar de serlo tras conocer la denuncia del ex trabajador? Nadie. Cero. Ninguno.
La fe atasca el entendimiento. O el entendimiento atascado provoca la fe. Propongo uno de los experimentos sociales más importantes del siglo: hagamos que sea la propia Germain la que aparezca en televisión y confiese que no es más que una vulgar estafadora que se aprovecha del sufrimiento de los familiares y las pocas luces de sus espectadores. Y midamos la cantidad de creyentes en los poderes de la medium que han dejado de serlo. Ninguno. Cero. Nadie. La creencia en lo paranormal ya es indicativa de una dimisión de la realidad en grado tan alto que hasta las evidencias más incontestables no tienen más efecto que el de un dedo que pretendiera escribir en el agua, -la metáfora, reconózcanme que preciosa, es del lloradísimo Carl Sagan-. Por eso la denuncia del ex colaborador sólo servirá para avivar una polémica que dará a la timadora un tantito de publicidad, es decir, un puñado de nuevos tontos. Es hora de dar por perdida a cierta gente y plantearnos en qué está fallando la educación. La educación sentimental, claro.
muy buen artículo, pero una sola cosa me parece demasiado: no llores tanto por el charlatán de Sagan, pues su cientificismo salvaje es casi tan malo como el de los charlatanes que tu atacas.
ResponderEliminar"Cientificismo barato"? no sé porque pienso que de una u otra manera tus creencias, delirios e ingenuidades están siendo atacadas por éste artículo, y por los libros de carl sagan o sus videos, eso que tú llamas "Cientificismo barato" es ciencia hablada poéticamente para que personas como tú y como las que éste texto ataca sean capaces de entender de una buena vez, el avance que se está logrando gracias a la ciencia. Sin embargo, este texto tiene toda la razón enseñarle a un creyente en fantasías y asuntos paranormales a pensar y dudar, es lo mismo que hablar con un anciano cristiano y decirle que la biblia no es más que un mito.
ResponderEliminarPues yo estoy de acuerdo con lo del "cientifismo salvaje". Sabido es que los salvajes se caracterizan por un exceso de cientifismo. De toda la vida.
ResponderEliminarAnónimo 1: gracias por tu comentario, pero espero que entiendas que lamente la muerte prematura de un tipo sabio, lúcido y comunicador maravilloso que nos ayudó a amar y entender un poco más el mundo en que vivimos. Así mismo nos enseñó (parece que también a Anónimo 2 y Anónimo, un saludo a ambos) a desconfiar de los cómodos, peligrosos y frecuentados caminos por los que circulan timadores como Anne Germain.
ResponderEliminarHace falta más gente como Sagan, especialmente en la televisión.
Un saludo