Ay, que se nos ponen tontorrones los de “Sálvame”. Que
tienen que rellenar todos los días cuatro horas de tele (los viernes, el doble)
y ya no saben en qué van a dar. Ellos currar, se lo curran, pero la audiencia
va cansando de sus secretos a voces y prefiere “El secreto de Puente Viejo” de
Antena 3, se va hartando de ver a todos esos saltimbanquis de sofá juntos y
revueltos y prefiere “Amar en tiempos revueltos” en La 1. Y como Belén Esteban anda de posoperatorio
tras el operatorio con el que intentarán dar que hablar otra temporada, tienen
que recurrir a lo que sea.
Lo que pasa es que se repiten. En junio de 2011 fue María Teresa Campos la que se mosqueó
con Jorge Javier Vázquez, se puso
digna y dijo que abandonaba el programa porque no tenía por qué aguantar
aquello. Esta vez le tocó a Jorgito mosquearse con ella, así que se puso digno y
abandonó el plató diciendo que no tenía por qué aguantar aquello. ¿Quién de los
dos lo hizo mejor? Nosotros no lo sabemos, pero ellos sí. Esa es la clave.
Nosotros sabemos qué audiencia tuvo un programa en toda su
emisión, pero los datos que tienen las empresas despiezan la audiencia minuto a
minuto. En “Salvame” miran con lupa estos resultados cada mañana y saben cómo va
el negocio en cada instante: qué tal van sus escándalos escandalosos, enfados
enfadosos y trifulcas trifulcosas. ¿Están los personajes guionizados? Qué más
da. Son empleados eficientes que saben lo que tienen que hacer, lo que se
espera de ellos. Y lo harán, por eso están ahí.
Así que no se trata de disparar contra la Campos o contra
Javierito por hacer esto o decir aquello. Tienen un trabajo ingrato, tienen
que tragar y están dispuestos a hacerlo. Quien quiera darles caña que aparque su triste curro a un lado y señale
lo evidente: que ella ya está mayor y que él está realmente fondón.
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