Los chimpancés son muy monos y además se dedican a la
política. No lo digo yo, lo dice el etólogo holandés Frans de Waal. Este señor estuvo una pila de años estudiando a los
chimpancés del zoo de Arnhem y a base de fijarse mucho con los ojos muy
abiertos se dio cuenta de que entre ellos hay intercambios de favores,
intrigas, alianzas y estrategias para ocupar el poder o beneficiarse de él
igualitas a las conductas que realizamos los humanos con el mismo fin. Por eso
de Waal habla de la “política de los chimpancés”.
Por otra parte, según los audímetros en España vieron “La
que se avecina” la noche del lunes más de cinco millones de monos desnudos (no
lo digo yo, lo dice Desmond Morris),
primates humanos que no necesariamente estaban desnudos en ese momento porque
empieza a refrescar y podrían haberse puesto una batamanta. Pongamos que todos llevan una pila de años siguiendo la
serie y que se fijan mucho con los ojos muy abiertos en la lucha por la
presidencia de Antonio Recio y Enrique Pastor. ¿Esos intercambios de
favores, intrigas, alianzas y estrategias para ocupar el poder nos permiten
hablar de la política de “La que se avecina”? Sería estupendo porque eso
supondría que cuando los ciudadanos nos encerramos por la noche en nuestra
guarida para comer, descansar y dormir, no somos simples animales enjaulados,
cegados por una venda televisiva que nos impide ocuparnos de asuntos públicos
más serios, sino dignos humanos interesados por los problemas políticos que nos
afectan a todos.
Aunque, viendo cómo están las cosas, me disculparán si abandono
el optimismo y señalo que las tramas que animan la urbanización Mirador de
Montepinar cada vez se parecen más a los manejos de los chimpancés del zoo de
Arnhem: serán todos muy monos, pero, con permiso del profesor de Waal, nada
más. Y esto sí que lo digo yo.
Soy uno de esos monos desnudos (y encima calvo), y tienes razón... y es de lo que se trata. No de que tengas razón, sino de que escriban tramas monas y nada más.
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