Ya tenemos la imagen que ganará el premio Pulitzer de
fotografía del año que viene. La vimos anteayer en la tele. En Antena 3 y en
Telecinco a la vez. En “Espejo público” y en “El programa de Ana Rosa” al
alimón. Presentada por Susanna Griso
y por Ana Rosa Quintana a dúo. Cada
presentadora, cada programa y cada cadena por su lado, pero las dos juntas,
guiándose por el mismo instinto animal, abalanzándose a la vez sobre el niño
muerto de Vicálvaro para extraer los colgajos más suculentos con los que
alimentar a sus exigentes polluelos, a sus espectadores hambrientos para que
crezcan tan sanos y fuertes como los índices de audiencia de la casa para la
que trabajan.
En 1993 el fotógrafo Kevin
Carter hizo en una aldea de Sudán una foto a un niño famélico que era
vigilado de cerca por un buitre. Al año siguiente le dieron el Pulitzer y
después se suicidó, dicen las malas lenguas que perseguido y apesadumbrado por
aquella imagen. Hoy la foto no tendría un solo buitre, sino dos; y no
permanecerían quietos en un segundo término a la espera, sino que se
abalanzarían sobre su víctima para marcar territorio e imponerse sobre la
competencia.
El viernes por la mañana Griso y Quintana mandaron sus reporteros a merodear sobre los restos del niño muerto de Vicálvaro. Carroñeros experimentados, ambos comenzaron por las partes blandas lanzándose a la vez y en directo sobre una familiar indefensa a la que picoteaban con saña sin darle tiempo ni a responder. Mientras, Quintana, pinganillo mediante, también lanzaba sus certeros y experimentados picotazos. Qué hermosa carnicería. Qué sublime espectáculo el de la lucha entre carroñeros para ser los amos del muladar, para quedarse en exclusiva con un cadáver fresco que sustituya al caso Bretón, ya consumido y seco. Qué asco de tele.
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