Qué decepción, Mariló
Montero se raja. Era nuestra esperanza, pero lleva unos días que no da pie
con bola. Ya empezamos a mosquearnos la semana pasada cuando dicen que llamó
personalmente a Anne Igartiburu por
teléfono para pedirle perdón por una entrevista que le había hecho en su programa
de “La mañana de la 1” .
Pero es que lo que vimos anteayer por la tarde en esa birria que es “+ Gente” (tardes
de La 1) ya no deja lugar a dudas: Mariló se raja y TVE da otro paso hacia el
abismo.
Todo empezó con la entrevista de Mariló a Igartiburu hace
diez días. No fue gran cosa, pero sí fue la mejor entrevista que hizo Mariló
desde su llegada a las mañanas de TVE. Consiguió convertir una anodina y
rutinaria entrevista promocional de una presentadora de un programa de la casa a
otra presentadora de un programa de la casa en una entrevista sin
complacencias, en las que las preguntas no se sirven en bandeja con dos de
azúcar y el invitado no puede limitarse a sonreír y contestar con el automático:
estoy supercontenta, estoy superfeliz, estoy superilusionada, gracias, yo
también te quiero.
La que se armó. Una mayoría se enfadó porque la entrevista
no había sido tan sobona como mandan los cánones. Unos cuantos nos ilusionamos
como benditos porque Mariló se destapaba como discípula de la inquisitiva, profesional,
eficaz, incómoda y, por tanto, despedida Ana
Pastor. El espíritu crítico que tanta falta nos hace asomaba la nariz donde
menos lo esperábamos. Fue un espejismo. Anteayer Mariló devolvió la visita a
Igartiburu, pidió disculpas por haberle preguntado si no estaba ya oxidada y por
no haberse mostrado complaciente como debe, mostró su arrepentimiento con una
gran sonrisa y le dio un abrazo de buenas compañeras, que para eso están las
compañeras, para apoyarse pase lo que pase, cuánto te quiero y yo a ti más. Para
potar. Queda claro que, visto lo visto, es más importante saber sobrevivir que
saber vivir.
Desilusionante, pensamos que estábamos ante la cuarta Bruja de Eastwick y mira tú por donde que s ebajó las bragas delante de la pija de la Igartiburu.
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